Cuando volvimos los ojos a la camilla, vimos que la botella de whisky que sostenía Iván y a la cual le estaba pegando un trago, estaba por el final. Le había suministrado ya una gran cantidad de alcohol y los quejidos de Fede eran menos intensos. Este ya decía cosas incoherentes y miraba la sala y a todos los presentes con la mirada perdida. Iván comentó "Esta lo suficiente borracho. Es el momento de que hagáis lo que tengáis que hacer...". Esther ordenó a Elena que le cortara la camiseta con las tijeras. Cuando esta hizo esto, Esther le limpió la zona de la ingle con una gasa empapada con yodo y otra sustancia e hizo una raya con un rotulador en la zona de la incisión. Iván le introdujo parte de una toalla en la boca a Fede con la intención de que la mordiera con fuerza cuando comenzara la operación. Acto seguido, él y Eduardo lo agarraron fuerte, inmovilizándolo y Esther cogió el bisturí y se preparó para cortar. Se quedó inmóvil con el bisturí a escasos centímetros de la piel. Así permaneció unos largos segundos en los cuales todos la observamos. Al final, se alejo de Fede diciendo entre sollozos "No puedo... no puedo..." y llorando. Eduardo cogió a Esther por la bata y le gritó "¡Hazlo! ¡Por lo que más quieras, hazlo! ¡Todos estamos padeciendo lo mismo que tú! ¡Terminemos con esto de una puta vez!". Esther se le quedó mirando con los ojos empapados en lágrimas y dijo un "Ok". Eduardo volvió a su puesto y agarró a Fede por las piernas mientras Esther cogió el bisturí de nuevo y volvió a centrarse en la zona de la incisión. Por unos instantes pensé que se volviera a echar atrás de nuevo, pero no fue así. Hizo un preciso corte en la piel de Fede y este, al notar que el bisturí se hundía en su piel, soltó la toalla de su boca y profirió un grito desgarrador que sonó en toda la sala, mientras se revolvió de tal forma que se soltó de Eduardo e Iván. Estos volvieron a inmovilizarlo rápido y el segundo situó la toalla de nuevo en su boca. Tengo grabado la forma en que apretaba los dientes contra esta mientras que de sus ojos brotaban lágrimas de dolor. El corte fue limpió y preciso. Elena comenzó a limpiar la sangre que brotaba de la herida y entonces fue cuando Belén y yo tuvimos que intervenir. Como nos ordenó Esther, pusimos cuatro pinzas en los dos extremos del corte, consiguiendo con esto que la herida quedase lo suficiente abierta para que Esther trabajase con más facilidad. Mientras Elena, siguiendo ordenes, limpiaba la sangre, Esther continuó la intervención. Hizo uso de un par de utensilios mientras Fede se retorcía de dolor y profería gritos ahogados. Este perdió el conocimiento en dos ocasiones y cuando lo recuperó, fue brutal. Parecía que los ojos se les iban a salir de las cuencas. Ver esto me horrorizaba. Cuando desvié la mirada para olvidarme de lo que estaba ocurriendo, vi por los ventanucos de la puerta de la sala a Hans, María y un par de caras que no reconocía, todos observando.
Esther encontró la apéndice y la saco al exterior. Nunca había visto esa parte del organismo, así que desconozco si la apariencia de esta era normal que fuese tan repugnante o, por el contrario, era a causa de la infección. Con unas tijeras, Esther cortó esta y comenzó a limpiar la zona. Cuando terminó, le facilité la aguja y el hilo para que la cosiera. Le llevo unos minutos hacer esto que supongo que para Fede resultaron ser horas. Luego introdujo la parte del intestino al interior y, cuando hizo esto, ocurrió algo que no esperábamos. Fede volvió a escupir la toalla y comenzó a vomitar en todas las direcciones. Iván fue el que se llevó la peor parte, pero a pesar de ello, no lo soltó ni un solo momento. Esther y Elena se pusieron a limpiar la zona de la herida, pero era imposible. Fede no para de gritar e intentar escaparse de Iván y Eduardo. Esther comenzó a gritar "¡Sujetarlo fuerte!" y en ese mismo instante, de la herida comenzó a brotar un potente chorro de sangre que las empapo a las dos. El chorro perdió fuerza pero no paró de salir más y más sangre. Fede profería gritos sobrehumanos. Esther, empapada en sangre y con cara de horror, comenzó a presionar la herida y nos ordenó que sacásemos las bolsas de sangre para realizar la transfusión, ya que estaba perdiendo muchísima sangre. Así lo hicimos mientras ella intentaba cortar la hemorragia. De nada sirvió. Ahí fue cuando Fede cesó de gritar. En un primer momento pensamos que se había desmayado, pero cuando Iván le busco el pulso nos dio la mala noticia. Estaba muerto. Se nos había muerto en plena intervención, quizás por algo que habíamos hecho mal. Esther se desplomó en el suelo y estalló a llorar. Su aspecto era lamentable. La sangre le cubría toda la cara y toda su bata chorreaba. Elena también comenzó a llorar y Belén se abrazó a mi. Yo miré a Eduardo y a Iván, que me miraban con expresión de tristeza. No negaré que yo también comencé a llorar. Hicimos lo que pudimos y de nada había servido. Había sufrido terriblemente para nada. ¿Que habíamos hecho mal? La confusión duró poco. Fede comenzó a mover un brazo y eso hizo que Esther gritara "¡No esta muerto! ¡Esta vivo!". Solo pude gritar "¡¡Apartaros!! ¡¡Correr!!". Iván y Eduardo se percataron de que iba el tema y de un salto se apartaron. El primero arrastró a Elena con él, pero Esther se quedo allí plantada. Fede se puso de pie de un rápido movimiento, expulsando espuma y sangre por la boca, y se lanzó sobre Esther, cayendo sobre ella. Esta no se esperaba esta reacción, pero aun así, le dio tiempo para evitar que el cuerpo reanimado de Fede le mordiera. Este estaba encima y ella lo cogía del cuello evitando así que le clavara los dientes.
Iván y yo nos abalanzamos sobre Fede y, agarrándolo por detrás, lo conseguimos lanzar al fondo de la sala. Este aterrizó sobre un armarito donde se guardaba parte del material quirúrgico y lo hizo añicos con el impacto. No tardó en ponerse en pie de nuevo y volver a por nosotros. Busqué desesperadamente la pistola que llevaba conmigo una hora antes pero ya no la llevaba encima, la había dejado en la habitación de Fede. Este pegó un salto en nuestra dirección y todos nos apartamos. Este cayó de morros y se golpeó contra unas sillas. Iván cogió la bandeja donde estaba el material quirúrgico y lo golpeó en la espalda. Como era de esperar, de nada sirvió. Eduardo repitió lo mismo con una de las sillas, pero pareció que con esto solo conseguimos enrabiarlo más. De repente, fijo su objetivo en mi y comenzó a correr. Iván intento frenarlo cogiéndolo de un brazo pero fue inútil, este se zafó. Cuando lo tenía casi encima mía y con los gritos de Belén de fondo, cogí la camilla y se la lancé encima. Esto consiguió frenarlo durante unos segundos, tiempo suficiente con el que pude armarme con un bisturí. Cuando se me hecho encima, se lo clavé en la cabeza, pero de nada sirvió. Lo tenía encima con la boca abierta, la cual la dirigía a mi cara, cuando algo me lo quitó de encima. Un lazo de acero lo aprisiono del cuello e hizo que saliera disparado hacía detrás. Dos lazos más lo apresaron y lo inmovilizaron. Era Miguel y dos personas más con sus lazos para inmovilizar perros. Mientras los otros dos mantenían a Fede inmovilizado, Miguel se arrodillo frente a él y mientras susurraba unas palabras en latín, le hizo el símbolo de una cruz en la frente con el dedo pulgar. Este no intentó atacar a Miguel, sin embargo, sus ojos sin vida estaban clavados en mi. Después de esto, dijo "Llevarlo junto a los otros". Iván lo intento evitar diciendo "De eso nada. Estoy seguro que Fede no quería este final. Hay que rematarlo y enterrarlo". Miguel replicó "Ya sabéis que aquí no se puede matar ni a vivos ni a reanimados. Es una de las dos únicas normas. Si no te gusta, te puedes marchar. Aquí no te obligamos a que te quedes". Iván frunció el ceño y Miguel nos dijo "Siento mucho lo ocurrido. Si ha muerto, es porque Dios tenía esos planes para él. Ahora el altísimo sabrá que hacer con él...". No terminó de hablar cuando Iván le propino un puñetazo que lo hizo salir despedido y aterrizar sobre la camilla volcada. Iván estaba furioso. Miguel se volvió a levantar y se situó frente a él, nuevamente. Lo miró e Iván repitió lo mismo. Le propino otro golpe. Los dos miembros de la comunidad salieron rápidamente de la sala con Fede inmovilizado. Miguel se levantó nuevamente y se plantó frente a Iván. Este lo miró con los ojos desorbitados, pero no lo volvió a golpear. Entonces, el otro le dijo "¿Has acabado, hermano?". No contestó. Iván se marchó de la sala sin decir una palabra más.
Esther encontró la apéndice y la saco al exterior. Nunca había visto esa parte del organismo, así que desconozco si la apariencia de esta era normal que fuese tan repugnante o, por el contrario, era a causa de la infección. Con unas tijeras, Esther cortó esta y comenzó a limpiar la zona. Cuando terminó, le facilité la aguja y el hilo para que la cosiera. Le llevo unos minutos hacer esto que supongo que para Fede resultaron ser horas. Luego introdujo la parte del intestino al interior y, cuando hizo esto, ocurrió algo que no esperábamos. Fede volvió a escupir la toalla y comenzó a vomitar en todas las direcciones. Iván fue el que se llevó la peor parte, pero a pesar de ello, no lo soltó ni un solo momento. Esther y Elena se pusieron a limpiar la zona de la herida, pero era imposible. Fede no para de gritar e intentar escaparse de Iván y Eduardo. Esther comenzó a gritar "¡Sujetarlo fuerte!" y en ese mismo instante, de la herida comenzó a brotar un potente chorro de sangre que las empapo a las dos. El chorro perdió fuerza pero no paró de salir más y más sangre. Fede profería gritos sobrehumanos. Esther, empapada en sangre y con cara de horror, comenzó a presionar la herida y nos ordenó que sacásemos las bolsas de sangre para realizar la transfusión, ya que estaba perdiendo muchísima sangre. Así lo hicimos mientras ella intentaba cortar la hemorragia. De nada sirvió. Ahí fue cuando Fede cesó de gritar. En un primer momento pensamos que se había desmayado, pero cuando Iván le busco el pulso nos dio la mala noticia. Estaba muerto. Se nos había muerto en plena intervención, quizás por algo que habíamos hecho mal. Esther se desplomó en el suelo y estalló a llorar. Su aspecto era lamentable. La sangre le cubría toda la cara y toda su bata chorreaba. Elena también comenzó a llorar y Belén se abrazó a mi. Yo miré a Eduardo y a Iván, que me miraban con expresión de tristeza. No negaré que yo también comencé a llorar. Hicimos lo que pudimos y de nada había servido. Había sufrido terriblemente para nada. ¿Que habíamos hecho mal? La confusión duró poco. Fede comenzó a mover un brazo y eso hizo que Esther gritara "¡No esta muerto! ¡Esta vivo!". Solo pude gritar "¡¡Apartaros!! ¡¡Correr!!". Iván y Eduardo se percataron de que iba el tema y de un salto se apartaron. El primero arrastró a Elena con él, pero Esther se quedo allí plantada. Fede se puso de pie de un rápido movimiento, expulsando espuma y sangre por la boca, y se lanzó sobre Esther, cayendo sobre ella. Esta no se esperaba esta reacción, pero aun así, le dio tiempo para evitar que el cuerpo reanimado de Fede le mordiera. Este estaba encima y ella lo cogía del cuello evitando así que le clavara los dientes.
Iván y yo nos abalanzamos sobre Fede y, agarrándolo por detrás, lo conseguimos lanzar al fondo de la sala. Este aterrizó sobre un armarito donde se guardaba parte del material quirúrgico y lo hizo añicos con el impacto. No tardó en ponerse en pie de nuevo y volver a por nosotros. Busqué desesperadamente la pistola que llevaba conmigo una hora antes pero ya no la llevaba encima, la había dejado en la habitación de Fede. Este pegó un salto en nuestra dirección y todos nos apartamos. Este cayó de morros y se golpeó contra unas sillas. Iván cogió la bandeja donde estaba el material quirúrgico y lo golpeó en la espalda. Como era de esperar, de nada sirvió. Eduardo repitió lo mismo con una de las sillas, pero pareció que con esto solo conseguimos enrabiarlo más. De repente, fijo su objetivo en mi y comenzó a correr. Iván intento frenarlo cogiéndolo de un brazo pero fue inútil, este se zafó. Cuando lo tenía casi encima mía y con los gritos de Belén de fondo, cogí la camilla y se la lancé encima. Esto consiguió frenarlo durante unos segundos, tiempo suficiente con el que pude armarme con un bisturí. Cuando se me hecho encima, se lo clavé en la cabeza, pero de nada sirvió. Lo tenía encima con la boca abierta, la cual la dirigía a mi cara, cuando algo me lo quitó de encima. Un lazo de acero lo aprisiono del cuello e hizo que saliera disparado hacía detrás. Dos lazos más lo apresaron y lo inmovilizaron. Era Miguel y dos personas más con sus lazos para inmovilizar perros. Mientras los otros dos mantenían a Fede inmovilizado, Miguel se arrodillo frente a él y mientras susurraba unas palabras en latín, le hizo el símbolo de una cruz en la frente con el dedo pulgar. Este no intentó atacar a Miguel, sin embargo, sus ojos sin vida estaban clavados en mi. Después de esto, dijo "Llevarlo junto a los otros". Iván lo intento evitar diciendo "De eso nada. Estoy seguro que Fede no quería este final. Hay que rematarlo y enterrarlo". Miguel replicó "Ya sabéis que aquí no se puede matar ni a vivos ni a reanimados. Es una de las dos únicas normas. Si no te gusta, te puedes marchar. Aquí no te obligamos a que te quedes". Iván frunció el ceño y Miguel nos dijo "Siento mucho lo ocurrido. Si ha muerto, es porque Dios tenía esos planes para él. Ahora el altísimo sabrá que hacer con él...". No terminó de hablar cuando Iván le propino un puñetazo que lo hizo salir despedido y aterrizar sobre la camilla volcada. Iván estaba furioso. Miguel se volvió a levantar y se situó frente a él, nuevamente. Lo miró e Iván repitió lo mismo. Le propino otro golpe. Los dos miembros de la comunidad salieron rápidamente de la sala con Fede inmovilizado. Miguel se levantó nuevamente y se plantó frente a Iván. Este lo miró con los ojos desorbitados, pero no lo volvió a golpear. Entonces, el otro le dijo "¿Has acabado, hermano?". No contestó. Iván se marchó de la sala sin decir una palabra más.
Desde entonces, nos sentimos destrozados. Hemos perdido a un buen compañero. Otro más que hemos dejado atrás. Lo peor de todo que ha muerto de la forma más absurda. No lo ha hecho luchando, sino de una enfermedad que hace poco más de un año, habría salvado su vida con una simple operación a manos de profesionales. Nunca nos acostumbraremos a este nuevo mundo y al nuevo orden de lo incomprensible. Nosotros lo hemos intentado hacer lo mejor posible y solo hemos conseguido cagarla. No me puedo perdonar que no hayamos buscado otra solución en vez de operarlo tan primitivamente. Hemos sido unos imprudentes y unos ignorantes. Solo hemos conseguido que sufra y ha muerto por nuestra culpa. Nosotros lo hemos matado. Lo mismo opina Iván. Ayer, tras lo ocurrido, lo visité. Estaba en su habitación, destrozado. Nada más verme, estalló a llorar. Ver a ese armario empotrado de dos metros, llorando, me hundió más aun. Entre sollozos, no paró de lamentarse. Decía que pudimos salvarle la vida, pero la habíamos cagado. Que no mereció sufrir como lo hizo. Se lamentó de no haber buscado otra solución en vez de proponer el tema del sustituto de la anestesia. Dice que debieron haber buscado anestesia en otro hospital en vez de haber recurrido al alcohol. Como pude, lo tranquilice, pero cuando me marché, me derrumbé. En la esquina de un pasillo me deje caer y estallé a llorar. Allí permanecí, hasta que me encontré a Esther, la cual se me abrazó, llorando también y diciendo "Lo siento, lo siento... es culpa mía... solo mía...". No tuve fuerzas para decirle que no. Se que no es culpa suya, pero no pude decírselo. Estamos todos hundidos. Belén ídem. Todos. Hasta Hans, que apenas conocía a Fede. He intentado hablar con Miguel para que nos deje darle un "mejor final" a Fede y poder enterrarlo, pero se niega por completo. Lo único que dice que hará es dedicarle la misa de mañana.
Por mi, que se meta por el culo su jodida misa. Solo quiero acabar con la agonía de Fede y darle una sepultura digna. No merece ser una de esas cosas contra las que luchamos día a día. No lo merece. Ni él, ni nadie.
- Erik -
7 comentarios:
Tanto esta como la entrada anterior,buenisimas:
Referente a la anterior:
No me esperaba algo asi de que no le atacaran,pero eso de ser el elegido.....Me huele a truco que tira para atras,debo decir que llore de la risa con cada comentario de Ivan.
Referente a esta entrada:
Solo de imaginar lo que puede sufrir una persona siendo operada a pelo,tiene que ser desgarrador,sobre todo me llamo la atencion que el inmutable Ivan se haya quedado tan hundido,al fin y al cabo,por muy duro que uno sea,nadie es de piedra y Ivan lo a demostrado.
Esta es la unica vez que Elena no me a parecido una gilipollas integral(Al final le cogere cariño y todo).
Personalmente no veo nada claro que quieran mantaner vivos a los podridos,no le encuentro logica.
¿Para que los quieren?
Ya no son personas,son seres letales que no tienen miedo,no sienten dolor....
Buenisima la nueva trama,en serio.
Saludos
Saludos Juanma. A pesar de que Iván es un tipo duro, el cual ha hecho y visto cosas horribles, tiene sus sentimientos (a su manera) y se viene abajo como otro cualquiera, aunque muchas veces no exprese lo que realmente siente. Sobre Elena, es lo suyo, aunque diría que no te encariñaras mucho con ella... ¿o si? jajaja. Un saludo y nos vemos este finde!
Muy bueno. Llevar algo anecdótico en apariencia a la categoría de drama dada la situación en la que se encuentran me parece un muy buena idea. Además está bien narrado :)
Gracias por tu comentario, Pedro. Espero volver a leerte en próximas entradas! :)
por diox esa baja no la esperaba, insisto en que hay algun truco en lo de miguel,y de seguro tiene que ver con olor, ya que al poner la señal apuesto que le puso alguna sustancia a fede....hay un truco parecido para aparentar que un perro te quiere hehehe
Veo que os tiene muy intrigados el porque Miguel puede andar entre los reanimados :D Eso me gusta. Paciencia... Todo a su tiempo!
Todo Apocalipsis es un drama es si mismo y este grupo no está exento de ello....más todo por lo que tendrán que pasar.
Sigue asi que la historia está de puta madre.
Un saludo.
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