viernes, 11 de junio de 2010

+ 11-06-10 + Viejos fantasmas

El pasado siempre vuelve, o al menos, eso dicen. Más bien, decían.

No hemos vuelto a ser los mismos desde la perdida de Fede. Quizás es demasiado pronto, ya que solo ha pasado un día y tenemos la experiencia de Alicia y demás compañeros que han perdido la vida desde que todo esto empezó. Tal vez sea por esto que nos cueste tanto superar una nueva perdida. Ya son muchas a nuestras espaldas y cada una duele más que la anterior. Cada vez que un compañero cae, somos más conscientes de que el siguiente puede ser servidor o lo que es peor, un ser todavía más allegado, en mi caso, Belén. ¿Que haría yo si perdiera a Belén? O, ¿que pasaría si el próximo en caer fuera yo? Me iría al otro mundo con el pesar de abandonar a su suerte a mi niña. No podría estar para defenderla. Se que quedaría Eduardo, el cual cuida muy bien del grupo y es una persona muy sensata, pero no sería lo mismo. Él no tiene porque cargar con más cargas, ya tiene suficiente con lo suyo.

Anoche tuve una serie de pesadillas, para variar. Desde el inicio de este apocalipsis, he tenido muchas, las cuales ya os he contado, más otras que no os he mencionado. Si tuviera que mencionar todas las que he tenido hasta ahora, tendríais una entrada diaria relatándoos estas. Anoche, para ser exactos, tuve dos. Como siempre, estas me dan mucho que pensar. No se si son simples sueños o son algo más. Os cuento. El primer sueño tenía como escenario Reus. En el sueño, vivíamos allí y la vida era como nos la habíamos imaginado. Tranquila, segura y apacible. Aquel refugio era inmenso, una gran ciudad, llena de gentes que realizaban sus tareas diarias como si nada hubiese ocurrido. Niños que iban al colegio, mujeres que hacían la compra y hombres que iban a trabajar. Hasta habían coches que circulaban de aquí para allá. En el sueño, yo trabajaba como agente de la ley. Recuerdo que iba por la calle y estaba multando coches mal aparcados, como yo hacía en el pasado. Iba transitando por una avenida, tranquilamente. De repente, el tráfico cesaba y todo los coches que transitaban la calzada desaparecían. Solo quedaban los viandantes que iban de un lado al otro sin mirarme, como si yo no existiera. En ese momento, algo llamaba mi atención. En mitad de la calzada, había un hombre plantado, de espaldas hacía mi. Vestía una túnica como los de la comunidad. Yo comencé a andar hacía él. Cuando estuve a su altura, le toque el hombro en señal de llamada, pero este no se giró. Ande unos pasos y me plante delante de él. Cuando estuve delante suya, lo reconocí. Era Miguel. Este no me miraba, mantenía la cabeza en alto, mirando hacía el cielo. Levanté la cabeza y miré hacía el cielo también. El sol me deslumbraba y me quemaba la vista, pero seguí mirando en busca de lo que él tanto observaba. En ese momento, el aspecto del sol cambio. Su fulgurante color dorado cambio y se convirtió en un simple redondel anaranjado. La luz que inundaba las calles también mutó, siendo de un color rojizo y un fuerte viento abrasador comenzó a recorrer las calles. Este aire quemaba la piel y arrastraba todo tipo de enseres. Bolsas de plástico, mochilas, periódicos y ramas de árbol eran arrastrados por el viento. Volví mi mirada a Miguel y le pregunté que ocurría. Él agacho su mirada y la clavó en mi. Comenzó a hablarme una lengua desconocida y que yo, en el sueño, identificaba como latín. Cada vez hablaba más deprisa y en tono más elevado. Acto seguido, dejo de hablar en latín y comenzó a hablar al revés. Al menos, eso pensé en el sueño. Ya no hablaba, sino gritaba. Por cada palabra que pronunciaba, un trozo de asfalto salía despedido del suelo. Su ojos no se apartaban de mi en ningún momento y su rostro tenía una expresión violenta, agresiva, de odio hacía mi. Sus últimas palabras ya eran en castellano. Recuerdo que decían: "¡Yo soy el azote de los impuros! ¡Yo soy el enviado de Dios! ¡Yo soy el agua cristalina que limpiara la inmundicia de este mundo! ¡Yo soy el comandante del ejercito divino! ¡Arrepentíos, el día del juicio ha llegado! ¡Es la hora de que Dios ponga en la balanza vuestras almas y las envié al fuego eterno!". Al terminar esas palabras, el suelo de la calle se comenzó a desquebrajar y gigantescas grietas de varios metros se abrieron por todos los lados. Miguel y yo nos quedamos aislados en una isla de asfalto. Me asomé por una de las grietas y en el fondo de esta vi un río de lava. De la grieta salían unos fuertes vapores que abrasaban. Por la pared de la grieta podía ver algo. Toda la pared de esta estaba repleta de cosas que ascendían trepando. Eran merodeadores. Toda la pared repleta y estaban subiendo de forma muy rápida. Yo me volví rápidamente y miré a Miguel. Esté me miraba y sonreía con las misma sonrisa que siempre nos dedicaba. Le grité "¡Frenalos! ¡Detenlos! ¡Hay niños en esta comunidad! ¡Hay gente inocente!". Pero él me miraba sonriente e impasible. Cuando volví la mirada, vi como de la grieta ya emergían los merodeadores y cuando plantaban los pies en tierra firme, comenzaban a correr en todas las direcciones. En todos los lados de la calle veía a personas que miraban atónitas. Pero estos no se movían, no intentaban huir, era como si estuvieran congelados. Los merodeadores comenzaron a llegar a sus posiciones y se abalanzaron encima de ellos, despedazandolos a dentelladas. Yo miraba horrorizado la escena mientras de la grieta seguían emergiendo más y más merodeadores. Cuando me giré, tenía a Miguel justo detrás de mi. En ese momento, me dijo "Redime tus pecados, Erik" (esta frase no es la primera vez que me la dedican en un sueño) y me propinó un empujón que me hizo caer de espaldas por la grieta. Mientras descendía en picado por la grieta, los merodeadores que estaban trepando extendían sus brazos hacía mi y me agarraban, frenando la caída. El sueño acabo cuando estaba a punto de aterrizar sobre la lava. Belén me despertó, ya que estaba vociferando entre sueños.

Me desperté agitado, pero no tardé en dormirme, entonces es cuando he tenido el segundo sueño. Este ha sido más extraño que el anterior. Me encontraba con Iván y Eduardo. Los tres estábamos empuñando nuestras armas, delante de una puerta. Hablábamos de entrar de forma rápida y disparar a los merodeadores que allí se encontrasen. Tome carrerilla y derribé la puerta de una patada. Esta se vino abajo y apunte hacía el interior. Era un baño. El baño de mi casa. Estaba vacío. Volví la mirada, pero mis compañeros ya no estaban. Estaba solo. Cuando devolví la mirada al baño, vi a Alicia ante el espejo. Estaba llorando. Le hablé, pero no me contestó. Era como si yo no estuviera allí. Esta se comenzó a quitar la ropa y cerró el grifo de la bañera, que estaba abierto. Después, se metió en el agua y cogió una cuchilla de afeitar que había en la repisa de la bañera y la dirigió a su muñeca. Intente evitar que hiciera lo que pretendía, pero fue imposible. Intente correr hacía ella, pero mis movimientos eran en cámara lenta. Se cortó las venas y el agua se tiño de rojo. Cuando llegué a la bañera, me tiré sobre ella para intentar sacarla, pero el suelo de la bañera se hundió bajo mis pies y me sumergí en el agua. Esta estaba oscura e intente nadar hacía la superficie. Cuando al fin pude emerger, aparecí en una sala llena inundada de agua. Como pude, abrí la puerta y la sala se vació de agua. Ante mi se extendía un largo pasillo iluminado por tubos de luz. Comencé a transitar el pasillo. Parecía que estaba en el hospital de Valencia. La luz parpadeaba a mi paso. De repente, me percaté que estaba andando sobre charcos de sangre seca. Al final del pasillo, sentados y apoyados sobre la pared, juntos, habían dos cadáveres. Cuando estuve lo suficientemente cerca, los reconocí. Eran José y Manuel. Sus cuerpos estaban mutilados y sus ojos estaban clavados en mi. En el sueño me dio un vuelco el corazón cuando vi que José parpadeaba. Manuel dijo "No te culpes, Erik". Yo me quedé callado y observando. José continuó "Las cosas pasan porque tienen que pasar". Les pregunté a que se referían, pero solo me miraban. Manuel rompió el silencio diciendo "Ya vienen. Corre". A mi pregunta "¿Quienes vienen?" solo respondió José, diciendo "Corre". Ambos se pusieron a repetir al unisono, una y otra vez, la palabra "Corre", subiendo el tono de voz cada vez. Cuando me giré, vi una terrible horda de merodeadores acercándose por el pasillo. Busqué una salida rápidamente mientras José y Manuél repetían la misma palabra. A la izquierda vi una puerta, la cual abrí rápidamente y entre, cerrándola tras de mi. Ahora estaba en un lugar oscuro. Muy oscuro. Solo escuchaba una débil voz que parecía rezar entre sollozos. Busqué en mis bolsillos mi mechero y cuando lo encontré, lo encendí. La tenue luz iluminó la estancia y por lo que vi, deduje que estaba en el interior de un contenedor. En una esquina, agarrando con fuerza un rifle, estaba Juan. Ese estibador que conocí en el puerto de Valencia y decidió quedarse en el puerto cuando los "Skull Korps" nos hicieron huir de allí. Estaba asustado y no paraba de llorar y lamentarse. Unos fuertes golpes en el contenedor me alertaron. De golpe y porrazo, la puerta de este se abrió y la luz del exterior me cegó. En ese momento, escuche risas y burlas. Cuando pude fijar la vista, vi a Vladimir y sus secuaces apuntando a Juan. Este empuño su arma tembloroso pero una lluvia de plomo impacto contra su pecho y este se desplomó con sus ojos clavados en mi. Yo me tiré al suelo y me acurruqué en una esquina, tapándome con mis manos el rostro. Así permanecí durante unos segundos, hasta que cuando retiré mis manos de la cara, descubrí que ya no estaba en el interior del contenedor. Me encontraba acurrucado en medio de la autovía. Por todos los lados habían coches abandonados. A varios metros de mi, había una tremenda hoguera de varios metros de altura. Ante esa hoguera, había alguien observándola, de espaldas a mi. Parecía una mujer e iba vestida de militar. Me puse en pie y camine hacía ella. Cuando estuve tras ella, esta se giró y me sonrió. Era Ana. Le pregunté que hacía allí, pero esta se giró nuevamente y, sonriendo, se llevó el dedo indice a los labios en señal de silencio. Yo mire la hoguera y enseguida supe que estaba pasando allí. En medio de la hoguera, entre maderos y trastos ardiendo, estaba el cadáver de Ricardo. Era la pira funeraria en la que quemamos el cadáver de este militar. La observé unos segundos y a mi izquierda apareció alguien, el cual también observaba. Cuando lo miré, vi de quién se trataba. Era Fede. Este me miró y comenzó a hablarme. Más o menos, dijo "No te preocupes por nosotros, estamos bien. Ahora debes de preocuparte por el grupo. Ellos te necesitan. Nosotros solo somos ceniza. Recuerda que nada es lo que parece. Las apariencias engañan. Solo tienes que aprender a diferenciar la realidad de la ilusión, la verdad de la mentira, el justo del farsante, a Dios del diablo. Estáis en peligro. Muchos morirán si decidís continuar con la misión, todos moriréis si os negáis a continuar. En tu mano esta". Me quedé observándolo y le dije que no entendía lo que quería decir. Este solo me sonrió. Lo siguiente que ocurrió, transcurrió al mismo tiempo. Ana comenzó a gritar mientras su cuerpo se encendió y envolvió en llamas. Las llamas la envolvían y devoraban sus ropas, su carne. La pira funeraria estalló y todos los maderos ardientes salieron volando. Devolví la mirada a Fede, pero la expresión de su rostro había cambiado. Ya no sonreía, tenía expresión de dolor. De su vientre comenzó a brotar litros y litros de sangre. De su boca ocurrió lo mismo. Entonces chilló "¡¡Corre, soldado, CORRE!!". Ahí me he despertado gritando. Para variar, he sobresaltado a Belén. Eran las 4 de la madrugada. Ya no he podido dormirme. Se que este sueño y el anterior quieren decir algo. Pero no los consigo descifrar. No entiendo a que misión se refería Fede. Tampoco se que se supone que tengo que aprender a diferenciar. No entiendo nada de ambos sueños. Pero quizás les estoy dando demasiada importancia y solo son eso, simples sueños.

Viendo que no podía dormir, a las 5 de la madrugada me he bajado al salón comedor. Allí he permanecido hasta que ha salido el sol y poco a poco ha ido bajando gente. De mi grupo, el primero en aparecer ha sido Eduardo. Este me ha dado una palmada en la espalda y me ha dicho que hacía ahí tan temprano. Yo no le he dicho nada, solo le he comentado que no he podido pegar ojo. Me ha dicho que a él le ha ocurrido lo mismo. Al rato ha aparecido Miguel y este se ha dirigido a nosotros, diciéndonos "Hoy, la misa será a las 12:00 y como dije, ira dedicada a vuestro amigo fallecido. Espero que asistáis para honrar la memoria de vuestro compañero". Ni Eduardo ni yo le hemos contestado. Ambos estamos muy resentidos por su actuación, la de no querer dejarnos dar sepultura al cadáver reanimado de Fede.
Las horas han transcurrido muy sumamente lentas. Cuando ha llegado la hora de la misa, todo el grupo nos hemos dirigido a la iglesia. Todos menos Iván, claro esta. Hemos tomado asiento en uno de los últimos bancos del santuario. En este asiento solo estábamos los miembros del grupo, todos menos Juanca, que estaba sentado cinco bancos más adelante, integrado con más miembros de la comunidad. Esther, por el contrario, se ha sentado con nosotros. Aunque sigue pensando igual y vistiendo su túnica sectaria. La misa a comenzado igual de aburrida y monótona que las anteriores. Desde su atrio, Miguel ha comenzado a hablar de Dios, de su plan apocaliptico para terminar con la impureza de la humanidad, del infierno y ha leído versículos del libro "El apocalipsis de San Juan". Esto le ha llevado al menos una hora de reloj y ha sido el sumum del aburrimiento. Cuando ha comenzado a hablar de Fede y de que "Dios lo ha llamado" y demás sandeces divinas, le he dicho en voz baja a Belén que me salía al exterior a tomar el aire. Me estaba crispando demasiado. En plena misa me he levantado y he andando hacía la puerta. He podido ver como Miguel, mientras hablaba, me ha seguido con la mirada. Me ha dado igual. He salido al exterior. Una vez aquí, he ido a la entrada del otro edificio y me he sentado en las escaleras. Lo que no me esperaba era lo siguiente. Cuando llevaba unos minutos aquí sentado, la puerta del edificio se ha abierto y cuando me he girado, he visto a Iván. Este cargaba con su arma, varios cinchos de munición y un par de mochilas. Al verme, se ha quedado sorprendido y no ha pronunciado ni una palabra. Me ha salido del alma preguntarle "¿A donde vas? ¿Nos abandonas?". Su respuesta ha sido contundente "Eso nunca". Después de aguardar silencio durante unos segundos, ha continuado "Creo que debo darte una explicación de lo que voy a hacer". Ha dejado las mochilas en el suelo y se ha sentado en las escaleras junto a mi. Ha comenzado diciendo "La verdad, pensaba irme sin decir nada. No me gusta dar explicaciones de mis actos y mucho menos preocupar a los demás. Sabes que no soporto a Miguel y a su atajo de beatos. Me tienen hasta la punta de la polla. Pero no me marcho por ello. Tengo una buena escusa para marcharme. Te explico. ¿Recuerdas el tiempo que pasamos en casa de los abuelos? ¿te acuerdas de la incursión que realizamos junto a María en busca de gasolina? Vale. No se si te acordaras, pero cuando entraste a la gasolinera, mientras nosotros llenábamos los depósitos de los coches y las garrafas de gasofa, tuviste un enfrentamiento con un merodeador. ¿Lo recuerdas? Pues mira lo que llevaba este podrido...". Después de esto, ha abierto una de sus mochilas y ha comenzado a buscar algo. Al final ha cogido algo y lo ha sacado, plantandomelo delante de los morros. Era un cinturón con una hebilla, todo lleno de sangre seca. Ya decía yo que cuando Iván vio al merodeador y se quedo a solas con él, a este le desapareció la hebilla que antes llevaba colgando de sus pantalones. La hebilla era una calavera con las iniciales "S - K" en la frente. Bajo de esta, el lema "Hermanos Proletarios". Al ver esto, un escalofrió me ha recorrido el cuerpo e Iván a continuado: "...en efecto, esta hebilla es del Skull Korps. La reconocí al instante porque yo mismo la he llevado en el pasado, como ya sabéis. No he querido deciros nada desde entonces para no alarmaros, pero ahora te lo digo a ti. Esas ratas de cloaca están vivas. Vivas y coleando. Es más, me atrevería a decir que Vladimir también..." Cuando le he dicho que es imposible, yo mismo lo vi caer al suelo muerto tras una de las explosiones, Iván a dicho "...tú lo viste caer por la explosión, pero no has comprobado si murió a causa de esta. Si el grupo esta en movimiento es porque el esta vivo. Y esta en movimiento, ya que esa gasolinera esta a varios kilómetros de donde tuvimos el enfrentamiento con ellos y os liberamos. Por lo que pude ver allí, la gasolinera la utilizaron como hospital de campaña y ese gordo podrido fue uno de los heridos que no sobrevivió. Para que no tengas dudas, también te diré que conocía a ese gordo. Así que esos están muy vivos y quiero averiguarlo. Desde entonces, difícilmente pego ojo por las noches. El solo pensar que Vlad esta vivo y sediento de venganza, me quita el sueño. Y me lo quitará hasta que no le demos caza y lo matemos. El motivo de mi marcha es para encontrarlos. Quiero saber donde se refugian, donde están escondidos. Cuando los encuentre, podremos asaltarlos y acabar con ellos. Yo solo no podré, así que quiero saber si cuento contigo al menos...". No he dudado en contestar un "Si, cuenta conmigo". Después de esto, se ha levantado y ha dicho "No te preocupes por mi. Es más, se que te vas a ofrecer a acompañarme y mi respuesta es no, quiero ir solo. Trabajo mejor así, sin la voz de mi conciencia que eres tú. La tarea será fácil. Los voy a encontrar y cuando lo haga, estudiare sus pasos y entonces volveré, os informaré y acabaremos con ellos. No se cuanto tiempo me llevará esto. Solo te digo que si pasa más de 15 días, darme por muerto y fúmate un pitillo en mi honor. No quiero que me busquéis. Seguir con el plan de Reus y andar con mil ojos. Tanto por el Skull Korps, que están ahí fuera, como los perchados de esta comunidad, de los cuales sigo sin fiarme. Pero no te preocupes, volveré". Me ha guiñado un ojo mientras se ponía el pañuelo en la cabeza y después me ha dado un fuerte abrazo. Después ha montado en una de las dos Harleys que hay en el aparcamiento y mientras ha sacado de su bolsillo una llave, ha arrancado la moto con esta, me ha lanzado una segunda llave mientras ha dicho "Esa es la llave de la otra Harley. Consideralo un regalo. Las he encontrado en un cajón de la habitación de Miguel junto a más llaves y demás cosas interesantes que te recomiendo que les eches un vistazo. Hasta más ver, Erik" y de un acelerón ha desaparecido carretera abajo envuelto en el inconfundible rugido del motor de la moto. Estoy muy intrigado con las cosas que me ha recomendado que vea en la habitación de Miguel. Tampoco no serán muy importantes cuando no me ha contado de que se trataba. Aunque no sé, quizás, cuando Miguel este dando misa, me meta en su habitación a curiosear.

Después de la marcha de Iván y sin saber cuanto quedaba de misa (por supuesto, ni por asomo se me ha ocurrido entrar para comprobarlo) me he ido caminando por los terrenos del recinto, envuelto en mis pensamientos. Me envuelve una mezcla de miedo y nerviosismo desde que me he enterado que los psicópatas del "Skull Korps" siguen vivos y vagando por ahí, posiblemente en nuestra busca. Más miedo me da el tener que volvernos a enfrentar a ellos. Pero es algo que no podemos esquivar. O golpeamos nosotros primero y los pillamos por sorpresa, nuevamente, o no viviremos tranquilos pensando que pueden estar tras nuestros pasos y terminen sorprendiéndonos ellos a nosotros. También estoy preocupado por Iván. Se que sabe valerse por si mismo, pero no me hace ninguna gracia que se haya ido solo a ver si los encuentra. Conociéndolo, se que a la mínima oportunidad que se le presente, los asaltara el solo, por muchos hombres armados que sean. Su odio hacia Vladimir es visceral y lo puede cegar. Eso puede hacer que de un mal paso y acabe mal. Solo espero que no sea un inconsciente y no haga ninguna tontería. Si los tenemos que atacar, tendremos que trazar primero un buen plan. Si no vuelve en la fecha que él mismo ha señalado, tendremos que darlo por muerto e irnos de aquí lo antes posible.

Como os decía, iba caminando, pensando en todo esto que os he hablado, hasta que he llegado a la "granja de podridos". Para variar, estos, al verme, se han excitado y han comenzado a golpear la valla. Todavía, aunque estoy más que acostumbrado a verlos, se me siguen erizando los pelos al mirarlos y oír sus gemidos. A pesar de ello, he seguido andando junto a la valla. Mi subconsciente me estaba guiando, ya que conforme iba caminando, mis ojos iban buscando algo. Buscaba a Fede o lo que queda de su persona. Necesitaba verlo. Algo absurdo, ya que así solo iba a conseguir torturarme más y regocijarme en mi dolor. Pero aun así, he seguido buscándolo. De repente, algo ha llamado mi atención a varios metros de mi. En la valla, alejado de la horda que se agolpaba en el otro lado de la verja, había un papel blanco ondeando. Esto me ha llamado la atención y he andado lo más deprisa que he podido hasta alcanzarlo. Cuando lo he cogido con mis manos he descubierto que se trataba de una nota. Escrito con bolígrafo, ponía: "Por fin descansa en paz". No he entendido que quería decir esto hasta que he levantado la cabeza y he visto en el interior de la valla, tendido en el suelo, el cadáver de Fede. En su frente tenía un orificio de arma blanca. Enseguida he comprendido, o al menos eso creo, que ha sido Iván. Él es el único capaz de pasarse por el forro las normas de Miguel. No he podido evitar venirme abajo cuando he visto su cuerpo allí tendido.

He esperado a que terminase la misa para contarle mi hallazgo a los demás y pedirle Miguel la llave de la valla. Cuando le he pedido la llave a Miguel y le he contado lo que ha ocurrido, su siempre presente sonrisa se ha desvanecido y en seguida me ha preguntado quién ha sido quién se ha saltado la norma. Yo he intentado disfrazar la verdad diciendo que quizás esos seres, en ocasiones, se matan entre ellos, pero no ha colado. Su respuesta ha sido "Eso jamás. No esta en los planes de Dios. Espero no enterarme de quién ha sido o se tendrá que marchar de aquí". A regaña dientes y muy cabreado, le ha dado las llaves a uno de sus lacayos y este nos ha acompañado y ayudado a sacar el cuerpo de Fede. Después de esto, todo el grupo, incluido Juanca y Hans, hemos llevado el cadáver de Fede al interior de la arboleda más próxima. Una vez allí y con palas que hemos cogido del cobertizo, hemos comenzado Eduardo, Juanca y yo a cavar la tumba de Fede. Aquí han comenzado a preguntarme "¿Que ha ocurrido? ¿Donde esta Iván?". He reunido valor y he contado todo. Cuando he nombrado al "Skull Korps" y he dicho que Iván tiene pruebas de que siguen vivos y muy cerca, las caras de todos, menos la de Hans y Juanca, se han desencajado de horror. Eduardo, que estaba cavando a mi lado, a soltado la pala y se ha quedado petrificado sin quitarme la mirada. María ha dicho que esto era imposible, que no podía ser que Vladimir siga vivo y Esther ha opinado lo mismo. Belén no se ha pronunciado. Yo solo he dicho que tendremos que esperar a que regrese Iván y nos cuente si los ha visto. Mientras pronunciaba esas palabras, en mi mente he terminado la frase con "...si vuelve".

Hemos tardado una hora en tener la tumba lista. Cuando hemos acabado con esta, hemos metido en la fosa el cadáver de Fede y hemos comenzado a tapar el hoyo. Al acabar con esto, Juanca a fabricado una cruz con dos maderos y la ha clavado en la tumba. Él y Esther han comenzado a rezar arrodillados al pie de esta. Yo he sido el último en marcharme de allí. Cuando Belén me ha dicho que me esperaba en el edificio y me he quedado solo, he estallado a llorar y me arrodillado sobre la tumba.

Este ha sido nuestro último adiós a un compañero. Espero que sea el último amigo que tenemos que despedir.

Solo pido eso...


- Erik -


6 comentarios:

J-Zombie dijo...

Muy buena entrada.Lo de los sueños puede llegar a ser muy reveladores en ocasiones,incluso el que parece mas estupido puede tener un significado.
Esperemos que a Ivan no le pase nada y vuelva.
Miguel sigue dandome muchisimo asco,menudo charlatan.
"Dios me habla"
"Soy el elegido"
Bla bla bla. Paparuchas todo ,espero que a Ivan se le vaya la pinza y se lo cargue.Luego que vaya a rendirle cuentas a su dios.
Por cierto, debes saber que me imagino a Miguel con la misma cara que benny hill.
Saludos

Miembro de la resistencia dijo...

Pues lo imaginas bien, porque yo cuando lo describí también me lo imagine así. Un hombre entrado en años, regordete y con cara de bonachón XD Gracias por comentar.

DAG-SYSTEM dijo...

esos patoretes de cuarta siempre tienen trucos bajo la manga..algo me dice que el tuvo mucho que ver con el skullkorp

Miembro de la resistencia dijo...

Saludos a todos! Os escribo para informaros que, después de este parón en la historia y por el cual os pido disculpas, colgare el siguiente capi en cuestión de días. Tranquilos, que la historia no ha caído en el olvido y solo dejare de escribir cuando este finalizada! Un saludo y ser pacientes

Douglas dijo...

Que bueno saber que sigues con la historia! nunca antes habia comentado pero por Ecuador tienes un seguidor fiel de tu historia. Sigue así!

DAG-SYSTEM dijo...

ya era hora erik, empesaba a extrañar mi dosis de relatos Z