miércoles, 9 de junio de 2010

+ 09-06-10 + Andando entre muertos

Hoy nos hemos levantado bastante temprano. A las 7:00 ya estábamos todo el grupo en pie. En el exterior e interior del recinto, el calor era sofocante. El aire soplaba de poniente y abrasaba. A pesar de la hora que era, Miguel y la mayoría de miembros de su comunidad ya estaba en pie, haciendo tareas en el interior y exterior del recinto. Lo primero que he hecho nada más levantarme, ha sido ir a ver el estado de salud de Fede, el cual ha pasado la noche acompañado de Esther. Esta ha estado cuidándolo toda la noche, sin separarse de su lado ni un solo momento. Cuando he entrado a la habitación, allí estaba también Eduardo. Fede se encontraba tumbado en la cama y me ha saludado al verme. Me ha dicho que gracias a los calmantes y demás medicación que le esta suministrando Esther, le duele mucho menos y se encuentra un poco mejor. De todas formas, dice que no le duele si no hace grandes movimientos. Ponerse en pie le es casi imposible. He estado en la habitación durante un rato hablando con ellos, hasta que se han hecho las 8:00. Entonces ha sido cuando Eduardo ha dicho que era la hora en la que tenía que salir junto a Iván camino al hospital más cercano para hacerse con material útil, como ya habíamos acordado. Antes de salir de la habitación, Eduardo me ha dicho que saliera afuera con él un momento, que me tenía que decir una cosa. He salido con él sin tener ni la más remota idea de que me quería decir. Sus palabras han sido "Fede no sabe nada de la operación. Alguien debería decirselo y yo no tengo la suficiente valentía... ¿Crees que tu podrías?". He dudado por unos segundos. ¿Por qué se lo tengo que decir yo? ¿Por qué siempre me tocan las peores tareas?. A pesar de que no me hacía mucha gracia, he accedido y le he dicho que si. En ese momento ha aparecido Iván por el pasillo, cargado con unas mochilas y dos subfusiles, y ha gritado "¡Edu! ¡Esther ya me ha dado la lista de lo que tenemos que traer¡ ¡Es hora de salir ahí afuera a acribillar podridos! ¡¿O ya te has rajado?!". Eduardo me ha mirado y ha hecho un gesto con las cejas queriendo decir "¡Ay Dios! ¡Dame paciencia!". Yo me he reído y me ha dicho que se marchaban, entonces me he despedido de Eduardo. Le he dado un abrazo y le he dicho que tengan cuidado y sean prudentes. Iván se ha despedido dándome una palmada en la espalda que casi me la parte, mientras decía "¿Prudencia? ¡Eso es nombre de abuela!" y se reía a carcajadas. Cuando se han alejado por el pasillo, he vuelto a entrar a la habitación de Fede. Nada más verme, Esther se ha levantado y me ha dicho que me quedara con él unos minutos, que iba a por agua. Era lo último que me faltaba, comerme el marrón yo solo y entero. Cuando se ha ido de la habitación, me sentado en el sillón y he pensado en como empezar a decírselo. No se como lo ha averiguado, pero me ha dicho "Erik, notó que me quieres decir algo. Dispara". Yo me he quedado sorprendido por sus palabras y los nervios han hecho que se lo dijera de golpe y porrazo. "Te tenemos que operar. Si no lo hacemos, morirás. Y es posible que en la operación también lo hagas. Pero es un riesgo que tienes que correr...". Fede se ha quedado callado pensando durante unos segundos. Luego me ha dicho "Lo imaginaba. No soy tonto. Que pase lo que tenga que pasar. No temo a la muerte". No esperaba que se lo tomara con tanta filosofía.

He permanecido en la sala hasta que ha vuelto Esther. Durante esos largos minutos, ninguno de los dos hemos cruzado una palabra. Yo no sabía que decir y él no estaría con muchos ánimos. Cuando Esther ha estado de vuelta, me he levantado y me he dirigido hacía la puerta para marcharme. Estaba abriendo esta, cuando Esther me ha detenido con una pregunta. "¿Cual es tu grupo sanguíneo?". "Cero negativo" he contestado y ella ha terminado diciendo "Perfecto. Tu sangre sirve para todos los receptores. Iván y Eduardo me van a traer material para transfusiones, así que cuando estén de vuelta, necesito que dones sangre. Lo haremos esta tarde, ya te avisare". La verdad, no me importa donar sangre. Es por una buena causa. Pero con la alimentación tan pobre que llevamos, esto me va a sentar como un tiro.

El día a transcurrido tranquilo. Las chicas han pasado toda la mañana trabajando en la sala de autopsias, aclimatando a esta. Yo les he ayudado. He estado limpiando la sala mientras ellas terminaban de preparar y clasificar el material (Gasas, bisturís y demás utensilios). Nos hemos horrorizado cuando he abierto una cámara frigorífica para cadáveres y nos hemos encontrado con una bolsa de cadáveres con un cuerpo reanimado dentro. Pero no era la única cámara con esto, unas tres más contenían cadáveres reanimados. En otras circunstancias, habría acabado con ellos, pero he preferido avisar a Miguel. Este ha mandado extraer de allí a los reanimados y llevárselos a su particular granja de podridos. No me ha hecho mucha gracia, pero se habrían ofendido si los hubiera eliminado y esto habría traído serías consecuencias, ya que Miguel nos tiene prohibido acabar con merodeadores en cualquier zona de los terrenos de la iglesia. Pensándolo bien, me es indiferente lo que hagan con ellos siempre y cuando no escapen de la cárcel donde los retienen.
Después de esto, ha habido una buena y una mala noticia. Eduardo e Iván han regresado sanos y salvos con todo tipo de material quirúrgico útil. Varias mochilas llenas y el coche repleto. Por traer han traído hasta sabanas de hospital limpias y gran variedad de medicamentos. Nos han contado que la incursión no ha sido difícil, pero tampoco pan comido. Se han tenido que abrir camino por el hospital a golpe de katana y plomo. Por lo visto, el hospital estaba bastante habitado por merodeadores, pero el problema grave ha sido cuando han tenido que volver a los coches. Según han contado, una horda de merodeadores se agolpaban en la puerta del hospital, atraídos por los disparos. Han podido barrer a todos pero han agotado toda la munición que se han llevado. Ya nos queda muy poca en las reservas. La mala noticia no ha sido esa. Esta ha surgido cuando Esther, mientras clasificaba todo el material nuevo, ha preguntado donde estaba la anestesia y Eduardo ha contestado que no han encontrado. La cara de horror de Esther se ha hecho notar y ha preguntado como íbamos a llevar la operación a cabo sin anestesia. Iván ha dicho "Con esto" mientras de su mochila ha sacado varias botellas de whisky. Todos lo hemos mirado con cara de desconcierto y él, que se ha percatado de esto, nos ha dicho "Vamos a ver... No había ni rastro de la anestesia por ningún lado y esto es lo mejor que se nos ha ocurrido. No es tan descabellado. Hace 200 años no existía la anestesia y las operaciones se hacían a lo vivo con este método. Así que funcionara...". Todos nos hemos mirado y Eduardo nos ha hecho un gesto queriendo decir que ha sido idea de Iván. Esther ha comenzado a gritar y a decir "¡Como voy a llevar a cabo una operación sin anestesia! ¡¿Creéis que emborrachandolo no va a sufrir y ser consciente?¡ ¡Vosotros habéis visto muchas películas!". Acto seguido, ha dado un portazo y se ha marchado de la sala. La verdad es que la sola idea de operar a Fede sin anestesia, emborrachandolo y sosteniéndolo entre todos para que no se retuerza de dolor mientras grita, me horroriza. Pero Iván tiene razón, si no hay anestesia no nos queda otra. Que dilema.

Sobre la una del mediodía, todo el grupo hemos acudido al salón comedor para comer nuestro rancho diario. Nos hemos situado al final de una mesa junto a varios miembros de la comunidad. Estos, de forma disimulada, se han levantado y alejado de nosotros. Es como si nos tuvieran miedo... ¿por qué? Son muy amables y hospitalarios con nosotros, pero tienen cosas que no comprendo. Sin embargo, a Esther y Juanca no les ocurre nada de esto, todo lo contrario. Todos los miembros de la comunidad les saludan como a uno más y hablan y bromean con ellos. Por lo visto, Esther no es la única que esta creyendo en todas esas paparruchas de Miguel. Juanca también. Él no lo ha reconocido, pero se lo noto. Acude a las misas de la comunidad y siempre anda detrás de Miguel, preguntándole cosas y hablando con él. La comida ha transcurrido con normalidad. Nos han servido un revuelto de huevos acompañados de unas patatas. Y como no, una gran y exquisita ensalada. No habíamos terminado de acabar el plato, cuando toda la comunidad se ha levantado y ha comenzado a correr hacía la mesa de Miguel. Todos se han agolpado a su alrededor y nosotros nos hemos quedado confusos. No sabíamos que ocurría. Esther también ha sido una de las personas que ha acudido a la mesa de Miguel. La marea de gente comenzó a moverse hacía la salida del comedor con Miguel en el centro. Cuando pasaron por nuestra mesa, pude ver que varias personas sostenían por los brazos a Miguel, el cual estaba desmayado. Todos nos hemos levantado y he visto a Esther entre el tumulto. He intentado hablar con ella para preguntarle que pasaba, pero me ha sido imposible. Estaba demasiado concentrada en acompañar a Miguel e internada en la marea de gente. María se ha puesto a mi lado y nos ha dicho en tono exceptico "No os preocupéis. Le pasa siempre, no es la primera vez que lo veo. Ahora se lo llevan a un cuarto y lo encierran allí, porque cuando le pasa esto, es cuando habla con su Dios...". Los demás y yo los hemos seguido hasta la habitación, la cual nos enseño Miguel cuando llegamos y en donde dice él que Dios le habla. Cuando han llegado a esta, lo han internado allí dentro, tumbado en el suelo. Parecía que estaba muerto. Después, han cerrado la puerta y se han arrodillado todos en el pasillo, ante la puerta de la habitación y han comenzado a rezar. Todos nosotros nos hemos quedado sorprendidos ante tanto fanatismo, sobretodo Iván, que ha exclamado "Que ganas de arrasarlos con el subfusil". Esther se nos ha quedado mirando y he visto sus intenciones de arrodillarse allí junto a los demás, pero no se porque, quizás por vergüenza o miedo a que diríamos, no lo ha hecho. Cuando nos estábamos alejando de allí, Esther me ha dicho "Acompáñame. Tengo que extraerte sangre, ¿recuerdas?".

Hemos ido hasta la sala de autopsias y me ha hecho sentar en una silla metálica, apoyando el brazo sobre una camilla. Ella ha preparado todo el material y cuando lo ha tenido listo, me ha clavado la aguja en el brazo y el tubo ha empezado a llenarse de sangre, corriendo hasta caer en la bolsa de transfusión. Mientras yo abría y cerraba la mano como Esther me había dicho que hiciera, ella se ha ido al fondo de la sala y se ha sentado en una silla. La he observado durante unos instantes y he sentido pena de ver como había cambiado. Verla vestida con esa túnica y su actitud recién adoptada, como si fuese una copia de los demás sectarios, me ha hecho decirle lo siguiente: "Esther... No te das cuenta, pero has escogido un camino equivocado. La serie de acontecimientos que hemos vivido desde que todo esto empezó ha hecho que te aferres a religión, a la espera de obtener respuestas. Nadie sabe que esta pasando, el porque hemos llegado a esto, ni lo sabemos nosotros, ni lo saben los miembros de esta comunidad y mucho menos lo sabe Miguel. Este se ha montado una religión aprovechando...". No me ha dejado terminar. En seguida me ha dicho "Ya te lo dije cuando llegasteis. Yo soy la primera exceptica. Siempre lo he sido. He creído en la ciencia, nunca en lo místico o religioso. Cuando llegamos, vi al hermano Miguel como a un charlatán y a los demás como una panda de pirados que lo seguían. Pensaba igual que tú. Pero cuando os fuisteis, mi opinión cambio. He visto lo que puede hacer ese hombre. He visto de lo que es capaz y eso ha hecho darme cuenta de que ese hombre es un elegido. Lo que hace él no lo puede hacer un hombre normal. Tienes que verlo con tus propios ojos, entonces compartirás mi forma de pensar". No he podido contenerme y le he preguntado de que es capaz ese hombre, que había visto para hacerla cambiar de opinión tan rápidamente. Ella solo me ha dicho "No debo explicarlo con palabras. Tienes que verlo. Cuando salga de su trance, ves y dile que te lo muestre. Él lo hará sin ponerte peros". Me he quedado dándole vueltas a que podía ser de lo que es capaz de hacer hasta que ha terminado la extracción de sangre. Nada más terminar y apretando un algodón contra mi brazo, he andado rápido por los pasillos en busca de Miguel. He ido a la famosa habitación pero no había nadie, ni dentro ni fuera. Le he preguntado donde se encontraba Miguel a un miembro de la comunidad y este me ha contestado "Esta en el exterior, meditando. Ha gastado mucha energía en la última revelación divina". He ido rápidamente al exterior del edificio y lo he visto en medio de un campo, cerca de la 'granja' de podridos, sentado sobre una roca. He andado a paso ligero hacía donde se encontraba. El ardiente sol me ha hecho empapar de sudor la camiseta y por poco me asfixio de calor. Cuando he llegado junto a él, este se me ha quedado mirando, sonriendo, y me ha saludado. Me ha sorprendido verlo sin ni siquiera una gota de sudor en su frente. Le he dicho "Miguel, he hablado con Esther sobre su rápida conversión...". Este ha dicho "Es una chica lista y afortunada. Ha encontrado la senda de Dios muy rápido. Dios me ha hablado de ella hoy...". Le he interrumpido como él lo ha hecho, diciéndole "Sí, sí, claro. Pero no vengo a hablar de eso. Lo que me ha traído aquí es que ella me ha dicho que sabes hacer algo que me puede hacer cambiar de opinión. Quiero verlo. Quiero ver cuan de sorprendente es eso". Miguel me ha mirado y luego, mirando hacía el cielo, ha exclamado "Dios mio... Tan dificil les es a todos seguirte solo por fe y sin necesidad de ver tus poderes..." Luego me ha mirado a mi y ha continuado "...te lo demostrare. A ti y a todos tus compañeros. Vais a ver que yo no miento y digo la verdad. Todo sea por haceros ver la verdadera senda de Dios". Ha llamado a un miembro de la comunidad que se encontraba trabajando en el campo a varios metros de nosotros y le ha dicho que fuese a buscar a mis demás compañeros. Este ha soltado su azada y ha corrido dirección al edificio, cumpliendo ordenes.

A los 10 minutos, han aparecido mis compañeros acompañados por varios miembros de la comunidad. Todos, menos Iván, que exhibía una mueca de indiferencia y asco, estaban desconcertados. No sabían que ocurría y porque se les había hecho traer aquí. Entonces Miguel ha dicho "Ya estamos todos. Si os he hecho llamar, es por lo siguiente. Al igual que Erik, la mayoría de vosotros me ha tomado por un loco que ha reunido una panda de tarados y ha construido una iglesia..." Aquí Iván ha exclamado un sonoro "Correcto". Miguel ha hecho oídos sordos y ha continuado "...pero no es así. Tranquilos, no os culpo, ya que el ser humano es ignorante por naturaleza. Se que no vais a cambiar de opinión por simple fe y por ello os he hecho llamar. Os voy a demostrar que cada una de mis palabras son ciertas. De que Dios me ha escogido a mi para ser el que guié a los puros de espíritu, a aquellos que entraran al reino de los cielos después del juicio de las almas. Bien... Permanecer atentos y no temáis". Después de esto, se ha arrodillado y ha comenzado a rezar. Lo ha hecho durante un minuto mientras todos lo observábamos. Después, se ha levantado y dirigiéndose a uno de sus fieles, le ha ordenado "Hermano Alfredo, abre las puertas de la verja". Al oír esto, me he estremecido. Iban a abrir las puertas de la granja de los podridos. Estos se agolpaban en la verja con sus blanquecinos ojos sin vida clavados en nosotros. Instintivamente, he empuñado mi arma y he mandado a mis compañeros retroceder y estar atentos. Esther se me ha acercado y ha dicho "Tranquilos, no va a pasar nada". El tal Alfredo ha quitado el candado de la verja y ha abierto las puertas, mientras retrocedía. Miguel a entrado rápidamente antes de que se acercaran los merodeadores y Alfredo ha cerrado las puertas. Cuando he visto dicha escena, he exclamado un "¡¿Estas loco?! ¡¿Te van a atacar?!". Iván, de fondo, a apuntillado "No caerá esa breva...". Miguel ha permanecido allí quieto mientras todos los merodeadores se dirigían a él. Cuando los tenía encima, he quitado la mirada temiendo lo peor. Pero me equivocaba. Los merodeadores lo han rodeado y se han quedado quietos, observándolo. No se cuantos merodeadores tenía a su alrededor, pero diría que casi todos los que había allí encerrados. Después de esto, Miguel a comenzado a andar y a apartarlos con sus manos. Estos, inmóviles y con la mirada perdida, se han ido apartando por cada empujón de Miguel. No han hecho ni la más mínima intención de atacarle y se han ido alejando uno a uno de él, volviendo a la verja y centrando toda su atención en nosotros. Iván, que permanecía a mi lado, ha exclamado "¡¿Nos tomas por estúpidos?! ¡A esos merodeadores les ocurre algo! ¡Les habéis hecho algo para que tu puedas hacer este numerito de circo!". Miguel ha dicho "No. Esto es una prueba de que soy el elegido. Dios me da este don. Nada más". Iván ha dicho "¡Y una mierda!" y ha comenzado a andar a paso ligero hacía la puerta. Una vez en esta, ha quitado del medio de un empujón a Alfredo, ha abierto la puerta y ha entrado. No se porque ninguno de nosotros hemos reaccionado, pero teníamos que haberlo impedido. Al entrar Iván, todos los merodeadores han comenzado a andar hacía él. Miguel, desde un punto más alejado, le ha dicho "Hermano, sal de aquí o te matarán". Iván ha hecho oídos sordos y se ha quedado quieto mientras mascullaba un palillo que llevaba en la boca. El primer merodeador lo tenía casi encima, gimiendo y con los brazos en alto, pero el a seguido sin inmutarse. Por lo visto, estaba muy confiado de que a él tampoco le iban a atacar. Ha sido Miguel quién, de un rápido esprint, se ha situado junto a Iván y le ha quitado el merodeador de encima, que ya estaba abriendo la boca y abalanzándose. Después, ha empezado a empujar y a derribar a todos los que se le estaban acercando a Iván. Este ha salido de su trance y se ha dado cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo, del peligro que corría si no salía de ahí. Le ha encajetado un puñetazo a un merodeador que se le interponía entre él y la puerta y, seguidamente, ha salido al exterior no sin antes cerrar las puertas. Nos ha mirado a todos con ojos de desconcierto y se ha dirigido a Miguel, que permanecía en el interior, diciéndole "¡No me has demostrado nada! ¡Tu sabrás cual es tu truco, viejo loco!". Al acabar sus palabras, se ha marchado de la zona no sin antes dirigirnos una mirada a todos nosotros. Personalmente, me he quedado sin palabras. Yo y todos mis compañeros. Miguel ha salido de la jaula y nos ha dicho "Ahora esta en vuestras manos. Creer o no creer, seguir la palabra de Dios que os llevara a la salvación o seguir transitando la senda del pecado. Vosotros mismos, hermanos". Al acabar sus palabras, se ha marchado también y nos ha dejado allí, pasmados.

La verdad es que, desde que he visto a Miguel hacer eso, no he parado de pensar como puede ser que los merodeadores no le hayan atacado. Esta claro que no me creo su explicación de que es un elegido de Dios. Tiene que haber una explicación lógica, alguna explicación científica, pero ¿cual? Aunque la lógica hace mucho tiempo que desapareció del mundo. Mis compañeros están tan confusos como yo. Ni siquiera Eduardo encuentra una explicación a esto. Iván sigue manteniendo su teoría de que esos merodeadores están atontados a causa de algo que les han hecho, pero ¿como se les puede atontar para que no ataquen? Me encantaría conocer el truco. Eso nos haría inmunes a esas cosas y podríamos transitar todas la zonas y ciudades sin miedo. Pero tenga o no tenga truco, Miguel no me va a dar otra explicación que la oficial. Tengo la cabeza hecha un lío. Debo de encontrar una explicación a esto... Pero, ¿como?


- Erik -





4 comentarios:

irakolvenik dijo...

Me muero por saber cuál es el truco! Porque... tiene que haber un truco, no?

Un saludo, espero que esté yendo bien el verano :)

Miembro de la resistencia dijo...

Tiene que haberlo... Eso, o Miguel dice la verdad y es un elegido. Pero por el momento, os dejo especular sobre Miguel y su extraño don :D

Un saludo!

DAG-SYSTEM dijo...

de seguro tiene que ver con el olor, eso debe ser

Anónimo dijo...

hola vuelvo a escribir, ahora tiene mas de un año que escribiste esta entrada, y en mayo del 2011 salio un libro que lleva una trama parecidisima a lo que relata este capitulo, es el de Los caminantes 2 de carlos sissi, con el padre ese loco,al que una enfermedad pasada y superada le da inmunidad, seguiré leyendo tus entradas para ver si concidenmas.
saludos desde México