sábado, 21 de noviembre de 2009

+ 23-11-09 + 3 días y 4 noches: Lo inesperado

Prosigo:

El día 7 me desperté más tarde de lo habitual. Días atrás me estuve levantando con las primeras luces del alba, pero no se porque, en esa ocasión dormí hasta el mediodía. Caí en un profundo sueño como hacía tiempo que no lo experimentaba. Supongo que fue debido a que llevaba días y días arrastrando cansancio y durmiendo poco. Al ver la hora y pensar que contaba con menos horas de sol, me puse rápidamente en marcha. Salí de la caseta con las precauciones pertinentes (no hacía falta, esta zona estaba completamente limpia) y observe a mi alrededor. Vi que mi posición era inmensa, totalmente repleta de coches de todos los tipos. A pocos metros de mi estaba el muelle y a la derecha de éste, a al menos 30 metros y extendiéndose hacia el este, ¡se encontraba la terminal a la que me dirigía! Desde mi posición podía ver erguirse las enormes grúas por encima de unos inmensos buques de mercancías. Aún tenía unas cuantas horas de sol, si me daba prisa y no habían contratiempos, podría conseguir entrar y buscar a los demás. Esto me ilusionaba y aterraba al mismo tiempo. Me ilusionaba porque supuestamente me iba a reencontrar con Belén, me aterraba la posibilidad de llegar y no encontrarlos allí. Era tontería seguir haciendo tribulaciones, debía ponerme en marcha y comprobarlo, así que emprendí la marcha y me dirigí hacia la verja de salida.

Cuando llegué a esta, vi a unos cuantos merodeadores agolpados sobre la verja. Ya me he acostumbrado a eso, así que ni me inmute. Siempre terminan localizandome, así que ya no me sorprendo. Con los 5 o 6 tras la valla, cogí y corrí la verja de entrada, abriéndola. Los merodeadores entraron y dirigieron hacía mi, así que yo reculé y me escondí tras los coches de la campa. Tras las ventanillas los observe y calcule su rumbo. Cuando estaban desorientados buscándome y lo suficiente separados los unos de los otros, salí corriendo hacia la salida. Pasé entre ellos sin problemas. Con esto conseguí ahorrar munición y energía. Una vez fuera, vi a algunos indeseables acudiendo a mi posición, pero todavía estaban lo suficiente alejados. A varios metros de la puerta ¡estaba Thor! Se encontraba sentado, como si me esperara. Al verme, se levantó y empezó a correr a mi alrededor, moviendo la cola. Se alegraba de verme y yo también me alegraba de ver a mi compañero. Ya lo daba por perdido. Intente no demorarme más, así que a paso ligero transité por la carretera. Esquivé a todos los merodeadores que me salieron al paso y conseguí llegar al aparcamiento de la terminal. Este aparcamiento era inmenso y aun quedaban bastantes coches estacionados. Mi sorpresa fue cuando visualice la entrada de la terminal y vi una inmensa horda agolpándose sobre esta. Corrí y me escondí tras un coche y desde ahí observe mejor la situación. La horda era bastante numerosa, lo que convertía a esta entrada totalmente inaccesible. Tras la verja de entrada había un camión, el cual parecía puesto a propósito para asegurar la verja y así contener la puerta de las embestidas de los merodeadores. Oculto tras los coches, rodeé la posición y busqué una entrada alternativa. Ande todo el perímetro trasero de la terminal, buscando otra entrada o algún punto de acceso en la valla. Nada. Intente saltar esta, pero era imposible, era demasiado alta. Así pase el resto del día hasta que empezó a caer la noche. Visto esto, busque una zona segura para refugiarme y lo hice en el interior de unos coches abandonados, los cuales estaban situados en una especie de desguace. No me gustó la idea de refugiarme aquí, pero no había una alternativa mejor.

Pasé la noche sin problemas, dando pequeñas cabezadas pero pase prácticamente toda la noche en vela. Con las primera luces del alba y sin ningún merodeador por esta zona, volví a buscar una entrada. Pasó el tiempo y no encontré nada. Desanimado me senté sobre una piedra y me quede observando las calles de contenedores que se erguían tras la alambrada. Al menos, la zona en la que me encontraba estaba tranquila, no como en la entrada del aparcamiento. Estuve meditando posibles formas de acceder al lugar, hasta que Thor me hizo salir de ese mar de pensamientos. El chucho se encontraba tras la alambrada, con el hocico pegado al suelo husmeando el suelo. Me quede a cuadros. ¿Por donde había accedido? Me levanté y me puse a caminar junto a la valla, observándola detenidamente. Caminé varios metros, hasta que descubrí algo que antes había pasado por alto. En esta parte de la alambrada, la parte inferior no estaba anclada al suelo, sino suelta. La estiré con las manos y esta cedió bastante. Pase la mochila y los demás bártulos al otro lado y me tumbé en el suelo para pasar yo. No fue fácil, ya que el hueco no era tan ancho como parecía, pero conseguí pasar al otro lado. Una vez ahí, me levanté y limpié la ropa de tierra. El corazón se me aceleraba por momentos, en cuestión de minutos iba a averiguar si Belén estaba aquí. Pensar en la posibilidad de que no estuviera aquí me ponía nervioso. Con Thor a mi espalda, corrí por las calles de contenedores en dirección al muelle. Mientras corría, podía ver la proa de un barco que había amarrado en el muelle. Estaba bastante cerca del muelle, cuando tuve que frenar en seco, ya que un disparo resonó, seguido de un "¡¡Alto!!". Me quedé inmóvil por unos segundos, mientras respiraba dificultosamente y la voz volvió a resonar a mi izquierda, diciendo "¿Quién eres, por donde has entrado y que haces aquí?". Giré la cabeza y pude ver a quién me estaba hablando y a sus acompañantes. Habían cuatro personas en esa posición y dos de ellas me apuntaban con fusiles de asalto. Eran tres hombres y una mujer. Los dos hombres que me apuntaban y la mujer iban vestidos con uniforme militar, el otro individuo, que iba cargado con dos cubos, llevaba el uniforme reflectante que ya había visto en otras ocasiones. Repitieron la pregunta, pero esta vez ordenándome que tirara las armas. Mis únicas palabras fueron "He venido a buscar a una persona". Los dos que me apuntaban se rieron y la tía se acercó precavidamente y me despojo de mis armas. Me ordenaron que caminase delante de ellos con las manos en la cabeza. Así lo hice. A varios metros a mi derecha, siguiéndonos y vigilante, andaba Thor. Este estaba nervioso, sabía que algo iba mal y era como si estuviera esperando a que me hicieran algo para intervenir. Me hicieron andar hasta el muelle y una vez aquí, seguimos hacia la izquierda. En la lejanía divisaba a más siluetas. Mientras andaba y mis captores iban hablando entre ellos, yo no paraba de esforzar la vista para intentar distinguir quienes eran los que habían allí delante. Parecía que aquellas personas hacían lo mismo. Una de aquellas siluetas se separó del grupo y comenzó a andar lentamente. Acto seguido, comenzó a correr hacia mi. Yo, deslumbrado por el sol, seguía sin saber de quien se trataba. Conforme iba avanzando, descubrí de quién se trataba. No pude contener la emoción y comencé a correr en su dirección. No me lo podía creer. A mi espalda, mis captores me gritaban que me detuviera. Varios disparos resonaron, pero me fue indiferente. Cuando llegué a la posición de Belén, ella se lanzó a mis brazos, llorando. No nos engañemos, yo también estaba llorando como un niño. Belén me abrazaba con todas sus fuerzas y me besaba, mientras repetía "¡Lo sabía, lo sabía!". Yo tampoco me lo podía creer. Mis captores llegaron a nuestra posición y le preguntaron si me conocía. Pregunta absurda donde las haya. Mientras Belén me acariciaba la cara y me decía entre risas que mi aspecto era asqueroso, llegó Eduardo. Este llevaba medio brazo vendado y cuando se aseguró de que era yo, su rostro se iluminó en una mezcla de alegría y sorpresa, y me dio un abrazo mientras me dijo "Que cojones tienes, Erik... Ya había perdido toda esperanza". Le pregunté que le había ocurrido en el brazo y me dijo que una mala caída, nada preocupante. Belén volvió a abrazarse a mi. No se podía creer que yo estuviese ahí. Ni siquiera yo me lo creía.

Poco a poco se acercaron todos y descubrí que habían caras nuevas. Hubieron dos cosas muy duras para mi. Una de ellas fue cuando se acercó Esther y me vio. Se que se alegro por mi, pero en ese momento ella pensaba en su hermano. Ella se me quedó mirando y yo le devolví la mirada, entonces me dispuse a contarle lo de su hermano, pero no me dio oportunidad, me dijo "Me alegro de que estes de vuelta, sano y salvo" y se marchó. Mientras dijo eso, pude ver como sus ojos se inundaban de lágrimas. En ese momento, todos los allí presentes se percataron de lo ocurrido, incluida María, que se quedó petrificada. Acto seguido, los demás se fijaron en Thor y les conté la historia. El chucho desconfía de cualquier persona que no sea yo, así que no se dejo tocar por nadie. Belén, sin despegarse de mi, y los demás, me llevaron al edificio de oficinas. Este sitio esta lleno de pc's, papeles y demás cosas de trabajo. En medio de todo esto, habían montado en el suelo unas camas improvisadas. Me senté en un sillón y ahí fue cuando vino el segundo impacto para mi. Mire a todos, vi a mis antiguos compañeros y a muchas caras nuevas que luego me presentarían, pero no vi a Raúl. Cuando pregunté por él, todos se callaron y miraron entre si, hasta que Eduardo dijo "Raúl no consiguió llegar hasta aquí... Le dieron caza de camino aquí, en el atasco de los coches. Se le abalanzaron varios merodeadores encima y no pudimos hacer nada por él...". Se me cayó el mundo a los pies cuando oí eso. No me lo esperaba. Con esta baja, del grupo principal ya solo quedábamos María y yo. Guardamos silencio hasta que Belén comenzó a presentarme a los desconocidos. Empezó por los de atuendo militar. Ana es la chica. Estatura media, pelo castaño y rizado. Luego estaba Ricardo, estatura media, pelo rubio y corto, y Fede, alto, pelo moreno y corto. Luego me presentaron a tres más, los cuales eran trabajadores del puerto. El primero era Vicente, amarrador. Este es bajito, gordete y lleva el pelo largo y negro. Luego a Juan y Luis, estibadores del puerto. El primero es de estatura media, con gafas, pelo rizado y moreno, y el otro alto, pelo castaño y algo largo.

Según me han contado, encontraron a los militares cuando venían de camino aquí. Los encontraron cerca de la Avenida del puerto y ellos también iban buscando un lugar seguro, ya que su anterior refugio había dejado de serlo. Todos cruzaron el atasco de los coches de la misma forma que yo, saltando de coche en coche. Ahí fue donde atraparon a Raúl. Después llegaron a esta terminal, la cual accedieron por la puerta principal, que estaba despejada. La horda llegó días después, siguiendo el rastro del grupo. Aquí dentro encontraron a Juan, Luis y Vicente, que llevaban bastante tiempo aquí refugiados. Hasta día de hoy se han estado alimentando de provisiones de los buques que hay aquí amarrados, pero los alimentos están empezando a escasear.

La misma noche de mi llegada, cenamos algo y les conté mi historia. Omití ciertas partes, sobretodo la relacionada con Manuel. No era el momento de hablar de eso. Les conté lo de la pareja de psicópatas y que casi me matan. Todos se quedaron boquiabiertos. También les conté como me las arregle para llegar hasta aquí entre tanto merodeador y que casi muero arriba de un contenedor. Después, cuando terminé, les enseñe el folleto que habla de la ciudad segura de Reus. Todos leyeron el folleto con atención. Los militares dijeron haber oído algo de que estaban asegurando una zona y llevando a civiles. Esto lo oyeron días antes de que el ejercito se disgregara. Eduardo estuvo muy pensativo tras leer el folleto. Dijo que sería muy interesante intentar llegar hasta allí. Juan y Luis se opusieron rotundamente. Dijeron que era una locura hacer tantos kilómetros teniendo un lugar tan seguro como la terminal portuaria. Pero lo cierto es que aquí ya no hay prácticamente víveres para mantener a tanta gente.

Después de la velada y cuando ya nos disponíamos a ir a dormir, me empecé a encontrar mal, como ya venía siendo habitual noches anteriores. Notaba como la herida de la pierna me quemaba. Esther se preocupo por esto y me pidió que le enseñase la herida. Se puso las manos en la cabeza cuando la vio. Dijo que la infección era tremenda. La herida tenía un color parduzco y me dijo que me la tenía que abrir y limpiar cuando antes. Le dije que mejor esperar al día siguiente, cuando tuviésemos luz diurna, pero dijo que ya había pasado mucho tiempo y no podía esperar más. Trajeron agua, gasas, desinfectaron una navaja y bajo la luz de las velas, me intervino la herida. Fue tremendamente doloroso, un dolor casi insoportable. La herida supuro una gran cantidad de pus. Era asqueroso. Soporte como pude el dolor, mientras ella me desinfecto la herida. Cuando acabó, me dio unos puntos de sutura. Tuvimos suerte de que había guardado en su mochila algo de material estéril, así como antibióticos que me dio para que me tomase. Los días siguientes los pase en cama, haciendo reposo. Belén no se apartó de mi vera en ningún momento. La fiebre me atacó en varias ocasiones, pero con menos intensidad.

En una de las ocasiones que Esther se encontraba limpiándome la herida y cambiándome las gasas, me vi obligado a hablarle de su hermano. Belén se salió de la habitación y le conté todo lo ocurrido, pero no tuve suficiente valor para contarle que posiblemente fui yo el causante de su muerte... Cuando le conté que gracias a su hermano yo había podido salir de allí y que lo atraparon en las escaleras, ella rompió a llorar desconsoladamente. Me rompió el alma verla así y me revivió antiguos fantasmas. No pude hacer nada más que abrazarla y dejarla llorar.

Los días han pasado y me encuentro bastante mejor de la pierna y hace días que no tengo fiebre. Todavía sigo tomando antibióticos. Si hubiera seguido sin que Esther me hubiera intervenido la herida, quizás la infección se habría extendido y envenenado la sangre. Aquí dentro, los días pasan tranquilos. Me llevo bastante bien tanto con mis antiguos compañeros como con los nuevos. Con tantas malas experiencias con los supervivientes que he encontrado, había dejado de creer en la bondad de las personas. Ahora ya he recordado que aun queda gente sana y que sabe el significado de la lealtad. Y que decir de encontrarme de nuevo junto a Belén... Es algo que he ansiado desde el momento que me separé del grupo. La he echado tanto de menos... que ni siquiera ahora me creo que la tenga a mi lado. Ella apenas se puede creer que haya sobrevivido y llegado hasta aquí. Bajo ningún concepto quiero volver a separarme de ella. Pero ya han comenzado a haber los problemas típicos de los cuales ya me voy acostumbrado. Una horda se va multiplicando en la entrada de la terminal. En los días que llevo aquí, estos se han doblado en número. Es prácticamente imposible que echen la verja de entrada o la alambrada, pero con esa escoria ahí no podemos salir ni aunque queramos. Y ahí esta el problema, necesitamos salir ya que... ¡no tenemos casi víveres! En este mundo hostil, ya no existe un lugar donde podamos mantenernos refugiados por tiempo ilimitado. Me produce escalofríos la idea de volver a tener que salir ahí fuera...

- Erik -


7 comentarios:

J-Zombie dijo...

Muy buena entrada,Erik se reunio con el grupo,por cierto ,me temo que te olvidaste a Elena.
Ahora empieza el exodo a Reus.

saludos

Unknown dijo...

Acabo de leer toda la historia y la verdad te felicito. Me llevó un par de semanas, ya que te leo en el trabajo de a ratos, pero logré ponerme al día. Muy atrapante el relato, más allá de que me encantan las historias de zombis, ésta es muy buena de verdad.
Saludos desde Argentina.

Miembro de la resistencia dijo...

Buenas!

A Juanma: Cierto, no se ha nombrado a Elena, pero esta ahí. Erik no ha prestado mucha atención a esta, por eso no la ha nombrado.

A Facu: Bienvenido! Me alegra que te guste la historia. Intento plasmar lo que a todo amante del género le gustaría ver en las películas. Espero que sigas de cerca la historia. Un saludo!

Jesus Miguel dijo...

Hola, llevo toda la semana leyendo tu blog. Se que lo he pillado tarde pero no me arrepiento. Voy a seguirlo hasta el final. Un saludo

Miembro de la resistencia dijo...

Buenas Jesus! Bienvenido a la resistencia! No te preocupes, has llegado justo a tiempo. La historia continúa. Espero ver tus comentarios a medida que avanza la historia. Y si tienes alguna sugerencia, no dudes en hacerla. Un saludo!

Rosy Ponce dijo...

Pues yo tambien he empezado muy, pero muy tarde a leer, me parece muy buena tu historia, lo único que no sé es si la terminaste en este año, ya que solo veo tres entradas en 2011 y no entro a ver por no saber el final antes de tiempo; en fin felicidades desde México

Miembro de la resistencia dijo...

Buenas!

No, las tres entradas de 2011 no son las finales. Lo que ocurre es que me he retrasado bastante en publicar y el tiempo se me ha echado encima, pero nada más, las historia continua.

Un saludo y espero seguir leyéndote!