lunes, 21 de diciembre de 2009

+ 21-12-09 + Adiós

Hemos tenido que esperar cinco días para llevar a cabo el rescate. Cinco días que he pasado con brotes de ansiedad y noches en vela, torturándome la mente pensando las cosas que le estarían haciendo a Belén. Eduardo y Ricardo me tuvieron que retener en varias ocasiones, ya que cegado por la ira y el desespero, intentaba ir al Palacio de la artes Reina Sofía y acabar con esto ya. Nuestro rehén no soltaba ningún tipo de información, hasta que el día 8 lo interrogué. No os voy a decir lo que le hice, ya que no es nada agradable, pero sirvió para que hablara. Después de varias horas, comenzó a cantar. Nos explicó que en ese refugio eran una comunidad de más de 40 personas, los cuales todos tenían sus respectivas tareas. Contaban con tropas de asalto o unidades de exploración. Estos últimos se adentran en las barriadas y buscan lugares de posible interés, en los cuales pueda haber comida, armas o supervivientes. Luego, estos vuelven al refugio, pasan informe y si hay un lugar de interés, las tropas de asalto se ponen en marcha y adentran en el lugar. Por lo visto, los que vinieron en jeep hasta nuestra urbanización, eran de esta clase. Por eso al tiempo vinieron los demás, saqueando y destrozando la urbanización. También contó que nuestros compañeros no eran los únicos retenidos allí. Según dijo, capturan a todo superviviente y los interrogan para averiguar si conocen lugares seguros, con más supervivientes o lugares donde hayan alimentos. Los encargados de los interrogatorios son un pequeño grupo de miembros del "Skull korps". Estos son seis y se autodenominan "KGB", como la antigua policía soviética. Estos interrogan mediante torturas y cuando obtienen la información necesaria, matan a los presos. Todo lo contrario que con las presas, las cuales mantienen con vida para satisfacer los deseos carnales del grupo...

También nos hablo sobre Vladimir. Dijo que lo conocía mucho antes de que empezara todo esto, ya que era miembro de su grupo de moteros. Estos ya se llamaban los "Skull korps", por ello su grupo de "resistencia" se llama así, en honor a este. Vladimir era el líder y no solo se dedicaban a las motos y a las reuniones alcohólicas, sino que tenían negocios negros con los que financiaban el grupo. Tráfico de armas, drogas, palizas y asesinatos por encargo... Por ello, Vladimir fue condenado a 10 años de cárcel, al igual que varios miembros de la banda. Cuando todo esto comenzó, él estaba en la cárcel de Picassent. Como a muchos presos, lo dejaron libre y sin perder tiempo, reagrupo de nuevo a la banda. Con él vinieron bastantes convictos que se unieron al grupo y todos juntos comenzaron la "resistencia" en el Palacio de las Artes Reina Sofía. Sobre Vladimir, nos ha dicho más cosas, de lo cual he deducido lo siguiente: es un tío con tremendas ansias de liderazgo, totalmente sin escrúpulos y que no duda en hacer lo que sea por mantenerse en cabeza de su grupo. Esta totalmente obsesionado con la antigua URSS y según a dicho este, se cree el nuevo Stalin. Delirios de un enfermo mental...

Después de interrogarlo y averiguar más cosas sobre su comunidad, decidimos esperar, ya que el dijo "...pocas veces, el grupo esta inactivo muchos días. Siempre estamos en constante movimiento, realizando incursiones a nuevos lugares. Cuando esto ocurre, 10 o 12 personas se quedan cuidando el refugio, depende de la misión...", así que solo debíamos esperar a que comenzaran una nueva incursión y entrar a rescatar a los demás. Así lo hicimos, esperamos, vigilando día y noche su refugio, hasta el quinto día. Ese día, la mayoría del grupo estaba en el exterior del refugio. Estaban cargando las camionetas, ponían a punto los vehículos, preparaban las armas... Nosotros los observamos desde el puente, tumbados entre cadáveres en descomposición y totalmente quietos, para no delatar nuestra posición. En unas horas pusieron todo a punto, abrieron una puerta metálica y salieron con los vehículos por una rampa de metal que habían construido. No pudimos contar cuantos individuos iban de misión, pero deducimos que más de la mitad. Con la mitad de la comuna fuera, analizamos la situación. En la puerta habían dos individuos haciendo guardia. Se encontraban sentados junto a la puerta, hablando y con dos fusiles de asalto. También pudimos divisar a un oteador en el primer piso. Esperamos unos 20 minutos y decidimos intentar entrar. Escondidos, nos alejamos del lugar y bajamos al antiguo cauce, por la zona Este. Una vez aquí abajo, avanzamos entre los matorrales hasta el edificio. A 20 metros de este, habían erguido una valla metálica. Por suerte, Ricardo llevaba unas tenazas con las cuales cortamos un trozo de valla y pudimos acceder.

Ya dentro del perímetro, avanzamos hasta la pared del edificio. No fue difícil acabar con los dos guardias, solo hubo que esperar a que uno de ellos entrase al interior del edificio para eliminar al que quedo fuera, luego esperar a que saliera el otro y repetir la misma acción con este. El encargado de esto fue Eduardo. Una vez escondidos los cadáveres, miramos al interior del edificio desde la puerta y pudimos comprobar que la zona estaba despejada. Entramos al edificio y andamos varios metros con total cautela. De nada sirvió, una voz resonó diciendo "¡Eh! ¡Quienes sois vosotros!". Cuando nos giramos, vimos a un individuo que salía de una puerta cargado con unas cajas y un fusil de asalto colgado del hombro. Mis compañeros se quedaron paralizados y yo respondí con una ráfaga de mi arma. Las balas le impactaron de pleno y traspasaron las cajas que llevaba a cuestas. Este cayó desplomado. Seguidamente y conscientes de que esos disparos habrían alertado a los demás, comenzamos a correr por la inmensa estancia, camino del piso superior. Íbamos subiendo las escaleras cuando sonaron unas ráfagas de ametralladora. Yo ni siquiera me pare a ver de donde procedían los disparos, pero Ricardo si. Devolvió el fuego y abatió a los dos individuos que nos disparaban. Una vez arriba, seguimos corriendo sin saber a donde dirigirnos. Casi al llegar a una esquina, nos dimos de frente con otro personaje que acudía, pistola en mano, a la zona de los disparos. De un rápido movimiento, Eduardo le clavó la katana en el pecho. Creo que este ni se entero de lo que había pasado. Seguimos corriendo por este nuevo pasillo mientras a nuestras espaldas sonaban disparos. Encontramos varias puertas en este pasillo, así que comenzamos a abrirlas rápidamente para encontrar a nuestros compañeros. La primera habitación que abrí, estaba completamente llena de garrafas grandes. Según parece, esta habitación la utilizaban para guardar el combustible. Eduardo y Ricardo abrieron las siguientes habitaciones, pero nada. Cuando nos disponíamos a abrir otra habitación, esta se abrió de golpe y salió un crío de unos 16 años, con un fusil de asalto casi más grande que él. Se percato de nuestra presencia cuando nos tuvo enfrente y, con una cara de sorpresa y miedo, intento apuntarnos para disparar, pero le propine una patada a su fusil y este salió volando varios metros. El niñato comenzó a tartamudear y sin tiempo que perder, le pregunté que donde se encontraban los presos. Levantó la mano y nos señalo al final del pasillo. Acto seguido, lo cogí de la oreja y lo lleve a arrastras con nosotros. Entre sollozos, el chaval nos llevó por el pasillo, mientras Eduardo cubría el avance pistola en mano y Ricardo la retaguardia. Una vez al final del trayecto, nos señalo una doble puerta. Eduardo avanzó y la abrió con cautela. Una vez abierta, pude comprobar que la sala estaba totalmente oscura. Eduardo se adentró en la habitación y salió rápidamente, diciendo "Sí, es esta". Acto seguido, camino hacia el chaval, que yo todavía lo tenía cogido por la oreja, lo cogió por el suéter y le dijo "Te voy a enseñar a que no se juega a los soldados". Temí lo peor, ya que parecía que iba a matar al pobre crío, pero no, lo cogió y comenzó a propinarle una serie de azotes mientras le decía "¡ESO!-¡NO!-¡SE!-¡HACE!". Ricardo y yo dejamos escapar una pequeña carcajada y nos metimos en la sala. Buscamos el interruptor de la luz y cuando lo encontramos y accionamos, la escena nos impacto.

Era una sala bastante grande, la cual parecía un gran camerino para actores. Era inmensa y en el fondo de la sala, había un colchón. Un escalofrió me recorrió el cuerpo cuando pensé para que estaba eso ahí. Encadenados en la pared, había al menos una docena de individuos. Muchos de ellos ni siquiera se habían molestado en levantar la cabeza para mirarnos. Del fondo de la habitación, pude escuchar una leve voz que me llamaba. Era Belén. Corrí hacia ella, mientras Ricardo comenzó a liberar a todas las personas allí presentes. Me abracé a Belén y esta estalló a llorar. Su aspecto era verdaderamente lamentable. Tenía el rostro lleno de heridas y sangre seca. Sus ropas estaban hechas unos zorros. Sin tiempo que perder, la solté y la cargué sobre mi hombro. Vi como Ricardo ya había liberado a la mayoría de personas allí presentes, incluyendo a María, Ana y Fede. Este último estaba hecho polvo y no se podía poner de pie. En ese momento, pudimos oír disparos que procedían del pasillo. Eduardo entró a toda prisa, cerrando la puerta tras él y bloqueándola con un mueble que allí había. Acto seguido, nos miró y dijo "Tenemos que darnos prisa, hay al menos media docena ahí fuera". Con Belén cargada en mis hombros, miré la estancia y encontré otra puerta. Se la indiqué a los demás y Eduardo se dirigió a ella, abriendola y mirando en el interior, entonces dijo "Da al teatro, ¡vamonos!". Ricardo seguía soltando a gente y le grité que no podíamos perder más tiempo. Desde el otro lado de la puerta bloqueada, comenzaban a golpearla. El mueble que la bloqueaba temblaba por cada embiste. De repente, los embistes cesaron y una ráfaga de fuego de ametralladora traspaso esta. Pude ver como las incandescentes balas cruzaban las sala. Todo fue como si transcurriese a cámara lenta. Pude ver como algunas balas impactaron a los que antes eran cautivos. Una bala impacto a un señor que estaba a mi lado. La bala le alcanzó directamente en la cabeza. También pude ver como una bala atravesaba la pierna de una chica que estaba en el centro de la sala y como dos personas más caían desplomadas. Entonces le proferí un grito a Ricardo para que reaccionara, ya que seguía liberando a los pocos que quedaban encadenados, y abrí fuego con mi fusil hacía la puerta. Ricardo reacciono y levantó a Fede, llevándolo a cuestas hacia la puerta. Algunos de los supervivientes de la sala nos siguieron, pero una nueva ráfaga de balas abatió a dos más. Una vez en el teatro, cerramos la puerta tras nosotros y comenzamos a descender las escaleras. A nuestro lado iba una mujer completamente histérica, gritando y llorando. Le tuve que gritar que se callara o delataría nuestra posición. No me hizo caso. Una vez en el piso inferior, caminamos entre las butacas en busca de la puerta principal. La pudimos divisar al fondo. En ese momento, un disparo sonó y la mujer histérica ceso de llorar. Cuando la mire, estaba en el suelo sobre un charco de sangre. Dirigí la mirada por toda la sala, buscando de donde provenía el disparo, pero no encontré cual era la procedencia. Entonces Ricardo gritó "¡Francotirador! ¡En el piso superior!" mientras señalaba al piso de arriba. Ahí fue cuando divise, agazapado en el piso superior, al autor del disparo. Empuñando el fusil con la única mano que me quedaba libre, abrí fuego hacía su posición. Pude ver como las balas impactaban a su alrededor. Seguimos corriendo mientras Ricardo también contestaba al fuego. Nos encontrábamos a escasos metros de la salida, cuando oímos que la puerta superior se abría y entre voces de "¡Ahí están!", nos disparaban. Las balas pasaron muy cerca de nosotros e impactaron a dos chicas de nuestro grupo. No podíamos hacer nada por ellas, solo correr y ponernos a salvo. Con las balas resonando a nuestras espaldas, llegamos a la salida. Cruzamos la puerta y aparecimos en la estancia principal que hacía un rato habíamos utilizado para acceder al piso superior. Corrimos por esta camino a la salida. Mientras corríamos, pude divisar bajo unas largas cortinas que envolvían la sala y llegaban hasta el inmenso techo, lo que parecían unas garrafas de gasolina. Eso me dió una idea. Pedí a Eduardo que cargara con Belén por mi y así lo hizo. Ella, moribunda, decía "No... Erik... Erik...". Por la puerta de atrás aparecieron algunos de nuestros perseguidores, pero se escondieron cuando abrí fuego sobre ellos. Seguí corriendo hacia la puerta mientras disparaba. Cuando ya estaba en la puerta que daba al exterior, dirigí mi arma hacía las garrafas y abrí fuego. Las balas impactaron y estas no tardaron en estallar, desencadenando una terrible ola de fuego. Yo solo pude saltar al exterior y aterrizar cuerpo a tierra. Espere unos segundos en el suelo y volví mi cabeza. La sala estaba en llamas y los cortinajes ardían. En ese momento, sentí como unas manos me agarraban por la espalda y me ponían de pie. Cuando miré al rostro de quién me ayudaba, no lo conocí. Era un hombre de unos treinta y pocos años, de mi estatura y pañuelo en la cabeza. Me llamo la atención que era terriblemente ancho y fuerte. Este corrió en dirección a los demás y yo le seguí. Vi como todos subían a varios vehículos que allí habían. Eduardo montó a Belén en un jeep y en este subió también Ricardo y Fede. Ana y María subieron a una moto que allí había aparcada y una pareja de los que habíamos liberado subieron en un utilitario. Yo monté en un jeep y lo arranqué, y mi extraño compañero subió a la parte trasera, situándose en la ametralladora de posición. Los demás en sus respectivos vehículos, se dirigieron apresuradamente a la rampa de salida, que estaba cerrada. En ese momento, un extraño silbido me hizo mirar a todos los lados. Seguidamente, el utilitario de la pareja estalló y se envolvió en fuego. Mi compañero gritó "¡Nos disparan con lanzacohetes!" y abrió fuego hacía los balcones del edificio. Este estaba fuera de si, gritando como un cowboy mientras disparaba. Yo di un fuerte acelerón y llevé el vehículo hacía la salida. De camino a esta, pasamos a escasos metros de la puerta de la valla donde se amontonaban cientos y cientos de merodeadores. Mi compañero dirigió la ametralladora hacia esta puerta y disparo, alcanzando a la cadena que mantenía la puerta cerrada. La puerta se abrió tras el empuje de los merodeadores y entraron todos en masa. Desde la ametralladora, este hizo un corte de manga en dirección al edificio y gritó "¡¡Joderos!!". Acto seguido, siguió abriendo para cubrir nuestra retirada.

Una vez en las calles, los tres vehículos nos dirigimos hacía el centro comercial. De camino, mi accidentado compañero se acercó a mi para darme las gracias por, como él dijo, haberlos sacado de allí. Yo solo le respondí que todavía no habíamos escapado a un lugar seguro, que ya tendría tiempo para agradecérnoslo. Una vez en el centro comercial, cogimos los enseres que allí habíamos dejado (armas y los alimentos que podíamos cargar en esos momentos). Allí todavía estaba nuestro prisionero. Tenía las muñecas ensangrentadas, ya que según parece, en nuestra ausencia había intentado librarse de sus ataduras. El nuevo integrante del grupo se dirigió a él y le dijo "¡Hombre! ¡Sergio! ¡cuanto tiempo sin verte!" y acto seguido lo puso de pie. Eduardo le preguntó "¿Lo conoces?". Él respondió "Sí, somos amiguetes, ¿verdad, Sergio?" Acto seguido lo cogió con ambas manos y lo lanzó por una ventana que esta abierta. A los tres segundos pudimos oír el impacto de Sergio con el suelo. Le chillé "¡¿Estas loco?!" pero él me contesto tranquilamente "Ojo por ojo, diente por diente". Una vez con los vehículos cargados, dirigimos nuestra marcha a nuestro refugio. Nuestros compañeros ya nos debían de dar por muertos, ya que habían transcurrido muchos días de nuestra partida.

Bien, desandamos el camino que días atrás utilizamos para llegar al centro comercial. Desde mi vehículo podía ver a Belén, que iba en el vehículo de delante y no paraba de llorar. Se me rompió el alma cuando vi su aspecto más detenidamente. Es algo que nunca olvidare. Tardamos un poco en llegar. Utilizamos de nuevo el remolcador para volver a nuestro muelle. Cuando llegamos a nuestra terminal portuaria, a la primera persona que encontramos fue a Juan. Este parecía muy agitado y se quedo totalmente sorprendido de vernos. Sus primeras palabras fueron "Os dábamos por muertos". Acto seguido, vinieron los demás, pero no hubo tiempo para más, en seguida Juan nos dijo que habían vehículos a escasos metros de la entrada, los cuales estaban acabando con todos los merodeadores que allí se encontraban. Al principio pensé que debían de ser militares que estaban buscando a supervivientes, pero no, cuando llegamos y observamos la escena desde una posición segura, comprendí que estaba equivocado. Los de allí fuera eran Vladimir y su tropa. Ahora me encajaba todo. Su expedición se debía a que habían torturado a Fede y a los demás y les habían sacado la información de cual era nuestro refugio. No había tiempo que perder, teníamos que salir de allí a toda prisa.

Volvimos a nuestra posición inicial y comenzamos a pensar que podíamos hacer. Fue entonces cuando Luis nos dio la idea. Podíamos escapar por la puerta Este. Yo no sabía la existencia de esa puerta hasta que Luis la nombró. Faltaba saber que vehículo debíamos utilizar, pero en seguida se me ocurrió cual era el idóneo: el autobús que había aparcado en la pata de la grúa. No perdimos tiempo, cogimos a Thor y todas nuestras pertenencias y nos dirigimos a este. Una vez en el vehículo dirección a la puerta Este, Juan nos dijo "Chicos, no hace falta que nos vayamos de aquí, podemos escondernos, la terminal es muy grande y no nos encontraran". El corpulento y nuevo componente del grupo le respondió "Sí, nos encontrarán. No sabes de que son capaces esa gente". Creo que todos los allí presentes, menos Juan, pensaban así. Él respondió "Lo siento mucho, pero yo no pienso salir de aquí. No me voy a arriesgar. Yo os abriré la puerta pero me quedo en tierra". Luis le preguntó "Pero Juan, no puedes quedarte aquí. Los tíos de ahí fuera no parecen tener buenas intenciones. Además, ¿que vas a hacer tú solo aquí? ¡No soportaras más de tres días sin alimentos!". Juan le respondió "Pensaba que te quedarías... Este es nuestro refugio en el cual hemos resistido mucho tiempo... Haz lo que quieras, pero yo no me arriesgo a salir. Me alimentare de la pesca. Solo pido que me dejéis un arma, nada más". Luis agachó la cabeza y yo le dije a Juan que tendría un arma, pero que era un inconsciente por escoger esa opción, que debía venirse ya que íbamos a intentar llegar a Reus, a la ciudad segura de la cual habla el folleto que encontré, pero que no iba a ser yo quién le obligara a venir.

Llegamos a la puerta Este. Esta estaba totalmente despejada. Juan explicó a Eduardo por donde podía salir de aquí sin que fuéramos vistos. Después de esto, le entregué mi preciado rifle Kar-98 y algunas balas y se despidió de nosotros. Aun sigo pensando que ha sido un ignorante por decidir separarse del grupo y quedarse solo. Espero que se esconda bien y no lo encuentren, porque sino... pobre de él...

Han pasado muchos días de esto. No tengo ni idea de como estará Juan. ¿Habrá conseguido esconderse sin que lo encuentren? Ni idea... Solo se que nosotros hemos hecho bastantes kilómetros en este autobús, pero apenas hemos avanzado casi nada. Nuestro destino sigue estando a una eternidad. Sería más fácil si pudiésemos tomar la autopista, pero hasta ahora nos tenemos que conformar con simples carreteras en las cuales solo conseguimos dar un inmenso rodeo. De camino a Reus, solo consigo que me asalten dudas. ¿Conseguiremos llegar allí? ¿dicha ciudad segura seguirá siendo segura? ¿o habrá caído? ¿cuantos más de los nuestros tienen que morir para que encontremos un lugar seguro? Bufff... no se ni que pensar.
Belén esta rarisima. Sufro mucho de verla así. Apenas come, apenas habla, apenas me mira a la cara... lo único que puedo hacer es abrazarla fuerte y permanecer así durante horas, hasta que se duerme. Después, me voy a una esquina, detrás de unos asientos y estallo a llorar en silencio.

No quiero que me cuente nada de lo que allí ocurrió. No quiero saber absolutamente nada... ni una sola palabra, ni un solo hecho... que jamás lo haga, por dios...


- Erik -

10 comentarios:

seeyouinthenextlife dijo...

Esto se empieza a poner de lo más interesante con la interacción de los personajes, con problemas emocionales, huidas, etc, etc.

Miembro de la resistencia dijo...

Ey, company! Que bueno ver que aun estas a la expectativa del blog :)

Pues sí, los zombies no son el único problema.

Creo que en breves tendréis la siguiente entrada :)

Un saludo!

seeyouinthenextlife dijo...

Como no iba a estar a la espectativa??.

Tú historia esta de PM y hay que apoyar a los de "la terreta".

J-Zombie dijo...

Muy buena entrada,ya se echaba de menos.
seeyouinthenextlife,yo tambien soy de Valencia y estoy escribiendo una historia de ZOMBIES,la as visto?

irakolvenik dijo...

Ya se te echaba de menos. Pensé que habrías abandonado la historia! O, bueno, que les habría pasado algo gordo y por eso no habían dado señales de vida...

Hay mucho zombiemaniaco en Valencia, ¿no? Los de Plaguelanders somos de Castellón ^^

Miembro de la resistencia dijo...

Muy buenas, mi fiel seguidora Irakolvenik! ^^

Cierto, he estado un largo tiempo sin posts. Pero es que con el tema de las navidades y que no me venia nada de inspiración, no he podido. Tú lo debes de saber, si no hay inspiración, es casi imposible seguir una historia. No creo que abandone la historia por las buenas, pero si creo que se pueda repetir un bajón como este. También habrán semanas que hayan posts cada día. jeje.

Pues sí, hay bastante zombiemaniaco por estas tierras. No se si estas al tanto del proyecto Rigor Mortis. Es una serie que estoy rodando con los amigos y trata sobre el tema fetiche. En un tiempo necesitaremos bastantes extras de zombies, así que si los zombiemaniacos de Castellón estáis interesados... ¡ya sabéis!

irakolvenik dijo...

Pues no sabía nada de este proyecto, tendré que anunciárselo a los colegas de por aquí a ver si alguno se anima :)

Miembro de la resistencia dijo...

Te dejo el link del blog para que le eches un vistazo y estés atenta a las novedades. De momento solo hay una entrada en el blog, ya que estamos muy centrados en el rodaje, pero espero que pronto tengáis los carteles y el/los trailer/s:

www.proyectorigormortis.blogspot.com

:)

Unknown dijo...

joder desde alicante tambien se te echaba de menos.ers muy bueno

Miembro de la resistencia dijo...

Gracias Jose! Por lo visto, tengo más lectores aparte de los que postean siempre ^^ Un saludo a todos!