sábado, 17 de julio de 2010

+ 17-07-10 + Seres sin escrúpulos

He pasado una noche terrible. No os lo podéis ni imaginar. Este colchón mugriento me ha dejado la espalda hecha un verdadero asco. Encima, las ratas que deambulan por esta habitación se lo han pasado de miedo molestándome. En una de las pocas ocasiones que me he podido dormir, me he despertado con uno de estos roedores encima de mi pecho, olisqueandome la ropa, mientras otras dos ratas me mordisqueaban los zapatos. Yo no se quién se ha asustado más, si yo al descubrir al roedor encima mía o ella, que la he lanzado contra la pared mientras yo soltaba un grito de sobresalto. Después de esto, me ha costado volver a conciliar el sueño y mientras daba pequeñas cabezadas, no he quitado ojo del rincón donde se han ido corriendo estos animalitos. Estos asomaban el hocico de vez en cuando. Cuando al final he podido volver a dormirme, he tenido una pesadilla, para rematar la noche. No recuerdo muy bien que he soñado, pero se que no era algo bueno. En mi sueño aparecía Miguel y su sequito de hermanos, Belén también, la cual lloraba desconsoladamente y Eduardo, el cual estaba tendido en el suelo, bocabajo. No recuerdo más, ni siquiera que pasaba en el sueño. Como siempre, quiero pensar que solo se trata de un sueño, nada más. La cuestión es que cuando me he despertado de la pesadilla, me he descubierto de pie en medio de la habitación. Por unos largos segundos me he sentido desubicado a la vez que desesperado. Hasta que me he conseguido ubicar, no he sabido donde me encontraba y he intentado abrir la puerta una y otra vez mientras en mi mente repetía "Belén, Belén...". Por lo demás, nada que destacar. No ha entrado Eusebio a despellejarme y cocinarme como he temido en algún momento. De todas formas, no he bajado la guardia.

Eusebio ha venido a abrirme la puerta a las 8, tal como dijo. Un hombre puntual y, lo más importante, un hombre de palabra. Cuando me ha abierto me ha saludado con un "Buenos días, Erik. ¿Qué tal has dormido?". Yo, sentado en mi camastro como un preso en un calabozo, le he respondido que mejor no preguntara. No me ha sentado muy bien que se haya reído y me haya dicho "Espero que las ratas no te hayan molestado mucho". No es que me haya dicho algo ofensivo, pero cuando paso una mala noche me molesta hasta que me den los buenos días, así que imaginaros que me suelten comentarios jocosos. No he tardado en levantarme y salir de mi pequeño calabozo. Al salir al pasillo esperaba ver algún rayo de luz, pero no ha sido así. No estoy acostumbrado a vivir en un refugio subterráneo de estos. He seguido a Eusebio hasta el salón principal, donde estaba la mujer de Eusebio y su suegra. Estas estaban sirviendo unas tazas de café en la mesa. Cuanto apenas me han mirado de reojo. Mientras daba el primer sorbo de café, el cual sabía a rayos, Eusebio me ha asaltado diciendo "Luego te acompañaré a por un vehículo, ya que lo necesitaras para seguir con tu camino. Tenemos varios agenciados, así que puedes elegir el que más te guste". Esto no ha sido una indirecta para que me marche, sino una directa en toda regla. No me ha quedado otra que darle las gracias. Después de esto, hemos comenzado a conversar de varios temas, en los cuales le he preguntado más cosas sobre Reus. La verdad, no me ha contado nada relevante salvo una cosa. Me ha dicho que si quiero ir allí, solo hay un camino que llega hasta Reus. Y es la carretera que comunica Tarragona con Reus. Me ha dicho que todas las demás carreteras que no son esta han sido dinamitadas. Esto no me coge por sorpresa, ya lo descubrimos cuando intentamos ir hacía allí. A mi pregunta de si sabe quién ha dinamitado todos los accesos que llevan a Reus, me ha contestado "Ni idea. Tal vez fue el ejército que tiene la base en Reus. ¿El motivo? Pues quizás con intención de frenar a los lentos y que no se acerquen a la ciudad, o lo mismo para evitar que lleguen nuevos refugiados. Quién sabe, a lo mejor ya han excedido el cupo de refugiados y no quieren más personas. Sea quién haya sido, ha hecho esto con el fin de incomunicar a Reus, al menos, desde esta zona. Yo solo sé que cuando dinamitaron las carreteras, escuchamos las explosiones desde el refugio. Esto ocurrió hace unos meses, en plena noche y las explosiones se produjeron en intervalos de una hora. Al día siguiente, nos encontramos varias carreteras destrozadas. Con el tiempo, descubrimos que todas las destruidas son las que llevan a la ciudad. Si te sirve de algo, aún queda un acceso, que sepamos, que lleva Reus y que por lo que sé, no esta destruido, al menos, hasta donde yo lo he transitado. Es la carretera que comunica Tarragona con Reus. Pero como ya te dije ayer, pisar Tarragona es una locura. Esta infestada". Si es el único camino transitable, creo que nos arriesgaremos. Hemos pasado por cosas peores. Además, con precaución no tenemos nada que temer. Cuando zanjamos la conversación de Reus, le pregunté si conocía a los de 'La iglesia del fin de los tiempos'. Su respuesta fue que no, así que me tocó hablarle de ellos y de Miguel. Eusebio no tardó en llegar a una clara conclusión, la cual, cada día que pasa, la creo más: Miguel oculta algo. Y eso significa que no es de fiar. También siento miedo por una cosa, y es que Eusebio me ha dicho "Yo de ti no estaría tranquilo de haber dejado a mi mujer y mis amigos con ese tipo". Esto me ha hecho recapacitar y comienzo a pensar que buscaré a Iván unos días más y si mi tarea no da frutos y no lo encuentro, abandonaré la búsqueda y volveré a por los demás.

Mi conversación con Eusebio ha finalizado cuando por el pasillo de entrada han aparecido toda la caterva de niños, corriendo y gritando. Mientras estos saludaban a su abuelo, ha entrado Andrés y el hijo de Eusebio. Estos iban cargados con bidones y varias bolsas, en las que destacaba una pequeña bolsa de tela, la cual llevaba Andrés. Estos han dejado los trastos en el suelo y Eusebio les ha preguntado "¿Como ha ido la cosa?". Andrés, con su habitual tono de mala hostia, ha contestado "Mal. Fatal. Solo hemos conseguido dos bidones y esto. No será suficiente. No lo van a aceptar". Este ha lanzado sobre la mesa el pequeño saco y Eusebio lo ha cogido y ha mirado el interior, diciendo "Quizás sí. Se optimista. Si no nos sirve, optaremos por el otro plan. Ese es nuestro último recurso. Saldrá bien, no te preocupes". En ese momento no he entendido nada de nada. ¿De que hablaban? ¿A que se referían con 'no lo van a aceptar'? ¿Que había en ese saco? Muchas preguntas y no podía formular ninguna. No era prudente, y menos, con Andrés delante. Cuando han terminado de hablar, Andrés se ha ido a ver a su hija y Eusebio se ha guardado el pequeño saco en la chaqueta, este me ha dicho "Bueno, chico, ¿preparado para seguir tú camino? Vamos, coge tus cosas y te llevaré a por tu nuevo vehículo". Él me estaba echando y yo no he podido aguantar la tentación de saber de que habían estado hablando, así que le he preguntado. Ante mi pregunta, Eusebio, que se acababa de poner en pie, se ha quedado quieto durante unos segundos y después se ha vuelto a dejar caer sobre la silla, diciendo "Ay, Erik, eres un tipo muy preguntón. A ver, que veo que te corroe el no saber que hay en el saco. Mira..." Cuando ha volcado sobre la mesa el pequeño saco, de este han caído varias pulseras y collares de oro, junto a un par de anillos del mismo metal, un reloj y un fardo de billetes atados con una goma elástica. Cuando he visto esto solo he podido exclamar "¿Para que queréis esto? Esto ya no tiene valor. ¿Sois saqueadores?". Él me ha contestado con una sonora carcajada y me ha dicho "¿Saqueadores? Te aseguro que no. Hoy por hoy, a esto le damos el mismo valor que tú le acabas de dar, o sea, ninguno. Pero lo necesitamos. Al igual que necesitamos esos bidones de gasolina que ha traído mi hijo y mi sobrino. Verás, hay algo de lo que no te he hablado. Y si no lo he hecho no ha sido por ocultártelo, sino que es un tema espinoso que nos esta haciendo mucho daño. Pero visto que quieres saberlo, hago el esfuerzo. Te cuento. A varios kilómetros de aquí, cerca de Mont-Roig, hay un pequeño campamento. Sí, has oído bien, un campamento, si así se le puede llamar. Más que campamento, la palabra más acertada es asentamiento chabolero. Aquí viven varias familias hacinadas desde mucho antes de que comenzara todo esto. Estas familias nunca tuvieron buena fama en el pueblo, ya que se dedicaban a ciertas actividades ilegales, como venta de droga y armas. Allí no se acercaba ni la policía. Cuando todo esto comenzó, estas personas no tuvieron problemas en repeler a todos los lentos que se acercaban, ya que en sus chabolas tenían y tienen un verdadero arsenal de armas. Con todo este desorden y sin ley, todo este tiempo se han estado dedicando al saqueo y al pillaje. En poco tiempo consiguieron saquear todos los comercios, farmacias y el ambulatorio de Mont-Roig. Hasta se han atrevido con Tarragona. Todo lo que tenga valor y pueden llevárselo a su campamento, se lo llevan. ¿Y sabes lo peor de todo? Que con todo lo que han saqueado este tiempo, ahora lo están utilizando para hacer negocio. Sí, sí, para hacer negocio. Quieren asegurarse un buen patrimonio para cuando todo esto acabe. ¿Y sabes con que hacen negocio? Con todo tipo de cosas de primera necesidad, sobretodo, con medicinas y armas. Curioso, ¿verdad?, A pesar de todo, siguen viviendo como antes. Pues bien, ¿y sabes quienes, desde hace un tiempo, son sus principales compradores? Reus. No los culpes de hacer negocios con esta basura, es simple necesidad. Les es más fácil obtener medicinas y demás útiles comprándole a esta gente que haciendo nuevas incursiones en Tarragona. Mejor pagar con dinero que ya no sirve que con la vida de hombres en una peligrosa incursión. Bueno, aquí es donde entramos nosotros. Al igual que Reus, nos vemos obligados a hacer negocio con ellos. Estas joyas y gasolina son para realizar una compra a los individuos de este campamento. Como te dije ayer, mi nieta esta enferma y necesita insulina. Una insulina que no encontramos en ningún lado, ya que esta basura ha saqueado todas las farmacias del pueblo. Así que por desgracia y desde no hace mucho, hemos tenido que recurrir a hacer negocio con ellos. Las joyas las sacamos de donde podemos, normalmente, desvalijando a los lentos. Ellos ya no necesitan esto, nosotros sí. Hay muchos de ellos que van cargados de joyas y con dinero en los bolsillos. Solo basta con abatirlos y quitarles todo lo que lleven encima. De eso se trata y eso es lo que han hecho esta mañana mi hijo y mi sobrino. Pero hace unos días que nos ha surgido un problema. La última vez que fuimos a comprarles insulina, no les pareció suficiente el pago que teníamos acordado y, a parte de quitarnos las joyas y el dinero que les llevábamos, no nos dieron la medicina. Nos dijeron que, a partir de ese día, el pago tenía que ser el doble o no nos darían las dosis de insulina. Y aquí estamos, con mi nieta muriéndose en una cama por culpa de esa basura sin escrúpulos. Ya hemos reunido el pago que nos piden y hoy vamos a ir allí para intentar que nos vendan el medicamento". Cuando me ha contado esta historia, me he quedado muy sorprendido. Había visto muchas cosas desde que todo acabo, como caníbales, saqueadores, psicópatas... pero esto ya es demasiado. Gente que se dedica a hacer negocio con material de primera necesidad... muy fuerte. No se como la gente tiene esta facilidad para entregarse tan fácilmente a lo malo. Todavía no he visto un grupo de gente que se dedique a limpiar las calles de podridos o a salvar personas que están aisladas en refugios. Lo que le he dicho a Eusebio ha sido lo siguiente "Todavía no puedo comprender como hay gente que se comporta así. Mi grupo y yo nos hemos encontrado con individuos de este tipo, muy similares. Ojalá me equivoque, pero creo que estos individuos os van a dar problemas. Así que quiero que aceptes mi oferta: os voy a acompañar. En caso de que las cosas se pongan feas, os vendrá bien un arma más de vuestro lado. Es lo menos que puedo hacer en agradecimiento por vuestra hospitalidad". Eusebio se ha quedado pensativo durante unos segundos y ha hecho el amago de rechazar mi oferta, pero he insistido. Entonces ha aceptado y ha dicho "Gracias. Saldremos en seguida. Ahora mismo te entrego tu arma para que la tengas lista".

No ha tardado en entregarme mi rifle y mi pistola. En seguida he cargado de munición las dos armas y he estado listo para salir. Eusebio me ha llamado a los pocos minutos para irnos y lo he seguido por los pasillos del refugio hasta la salida. Cuando hemos salido por la portezuela al exterior, el sol me ha deslumbrado, cegandome. Allí he visto a Andrés y al hijo de Eusebio, el primero con un rifle de caza y el segundo con una escopeta. También llevaban los bidones de combustible, los cuales han comenzado a cargar en la parte trasera de una ranchera. Andrés, al verme, se ha acercado a mi y me ha dicho "Que sepas que desapruebo que vengas con nosotros, forastero. Si por mi fuese, tú nunca habrías pisado nuestro refugio. Así que dedícate a cerrar el pico y a no hacer nada, salvo que te ordenemos lo contrario. Esto no es un juego, así que no te hagas el duro". Yo le he respondido con un ligero movimiento de cabeza. Una vez han cargado los trastos en la ranchera, el hijo de Eusebio y yo hemos subido a un Ford que había aparcado detrás de la ranchera, mientras Andrés y su tío se han montado en la ranchera. No hemos tardado en ponernos en marcha. Hemos permanecido todo el camino siguiendo a la ranchera sin ni siquiera dirigirnos una palabra. Hemos transitado por un camino de tierra durante una media hora más o menos. Pasado este tiempo, he divisado el dicho campamento. En el borde del camino se extendían una serie de chabolas, pegadas las unas con las otras. Estas estaban fabricadas de infinidad de elementos: trozos de madera, láminas de metal, trozos de tejado de fibra de vidrio, plásticos, sabanas, vallas... era un asentamiento chabolero en toda regla. Conforme nos íbamos acercando, teníamos que ir sorteando la basura que había desperdigada por el camino. Había hasta una lavadora despiezada ahí en medio. De repente, la ranchera paró delante de nosotros e hicimos lo mismo con nuestro vehículo. Cuando bajamos del coche, pude observar todo con más detalle. Casi me pongo las manos en la cabeza al ver que de la chimenea de una de las chabolas salía humo. ¿Como se atrevían a hacer esto? ¡Esto es un reclamo para los merodeadores! Por los alrededores de las chabolas habían varias gallinas y perros correteando. Entonces ha sido cuando he notado como se apoyaba en mi cabeza el cañón de un arma. No me he girado, he permanecido inmóvil. Entonces ha sonado una voz, diciendo "¿Pero tú quie' ere'? Tú ere' nuevo" (os escribo tal cual nos ha hablado y habla este individuo). He seguido sin girarme, entonces Eusebio ha hablado por mi "Tranquilo, es un amigo. Venimos a zanjar el negocio, ¿recuerdas?". El otro, mientras apartaba el arma de mi cabeza, ha contestado "No nos guzta la gente nueva. Debería' zaberlo". Aquí ha sido cuando he podido girarme y ver quién era el que me había encañonado. Este hombre, de tez muy morena, pelo largo, mal vestido y desaliñado, me ha devuelto la mirada, sonriéndome. Su sonrisa ha dejado al descubierto su sucia dentadura, en la cual faltaban varias piezas dentales. De su cuello colgaban varios cordones gordos de oro y una gran medalla. Ha guardado su pistola en el pantalón y ha dicho "A ve' que noz traei'". Los cuatro lo hemos seguido en dirección a las chabolas. Entonces me he percatado de que en la puerta de las chabolas había un montón de gente observándonos. Hombres armados, mujeres con bebés en brazos, niños... y todos conel mismo patrón de estética que el primero que he visto. Este nos ha conducido hasta el interior de una de las chabolas. Al pasar entre la multitud, varios niños se han lanzado sobre mi arma y me la han intentado quitar de las manos. Han parado de hacer esto cuando un hombre mayor que había junto a ellos ha golpeado a uno de los niños, gritándoles "¡¡ 'taros quietos!!". Cuando hemos entrado en la chabola, casi me tapo la nariz a causa del olor que hacía aquí. Era una mezcla de olores horrible, como de suciedad y humedad. Al fondo de la chabola se alzaba una pila de cajas y en medio de la habitación, una pequeña mesa con una balanza romana. Junto a esta, había un hombre bastante gordo sentado. Este nos miraba y se reía con una sonrisa repugnante. El individuo al que habíamos seguido ha comenzado a decir "A ve', tres bidone' de gazolina y que maz traei'...". Eusebio ha sacado de su bolsillo la bolsa de tela y se la ha entregado. Este ha volcado el contenido sobre la balanza, quitando el reloj y los billetes. Ha mirado el peso del oro, ha contado los billetes y ha observado el reloj. Acto seguido, ha tirado el reloj al suelo y lo ha pisado, diciendo "E'te relo' no vale. E' una mierda. ¿Me dai' 70 euro', tre' bidone', un relo' de mierda y cuatro colgante' que cazi no pezan? ¿Me tomái' por tonto? ¡E'to no e' suficiente! ¡Trae'me mas! ¡Mas! ¡O no o' damo' la medicina!". El gordo de la silla ha comenzado a reír más fuerte, prácticamente a gritos. Eusebio ha comenzado a pedirle por favor que aceptara eso por las medicinas, pero solo ha conseguido que este chillará más. Andrés ha intentado intervenir, pero su primo lo ha detenido. He podido ver como Andrés cogía con fuerza su arma y los miraba con cara de odio. Entonces, el individuo ha gritado "¡¡Llevaro'lo de aquí!!" y las cortinas de la chabola se han abierto, entrando varios hombres, los cuales nos han cogido por los brazos y, a la fuerza, nos han sacado. Todos los que habían fuera han comenzado a reír y otros a insultarnos. Los niños hasta nos han golpeado y tirado piedras. Los que nos han cogido a la fuerza nos han arrastrado y nos han empujado. Yo he caído al suelo. Entonces, el otro ha salido de la chabola y nos ha gritado "¡¡Fuera!! ¡¡Y no volvai' sin el pago completo!!". Entre Eusebio, su sobrino y yo, hemos conseguido frenar a Andrés, que estaba insultando y quería ir a por él. Como hemos podido, lo hemos metido en el coche y nos hemos montado en los vehículos, emprendiendo la marcha de vuelta al refugio.

En cuanto hemos llegado al refugio y hemos bajado de los coches, Andrés se ha dejado caer al suelo y ha estallado a llorar. Eusebio y el sobrino han intentado consolarlo, mientras Andrés, entre sollozos, decía "Mi hija... mi hija... se me muere y no puedo hacer nada...". Eusebio le ha dicho "Sobrino, te juro que tu niña va a tener su insulina, solo tiene que aguantar un día más, solo un día más. Te lo prometo...". Cuando me he percatado, en la puerta del refugio estaba toda la familia, incluido los niños. Las mujeres estaban llorando. Como hemos podido, hemos cargado con Andrés y lo hemos llevado a su habitación. Este ha intentado zafarse de nosotros, pero no se lo hemos permitido. Cuando lo hemos metido en la cama, su primo y la esposa de este, su tía y su abuela se han quedado con él, consolándolo, mientras Eusebio ha salido de la habitación. Yo sobraba en ese momento, así que he salido también de la habitación. Aquí ha sido cuando Eusebio, con lágrimas en los ojos, me ha dicho "Erik, si sigues queriendo ayudarnos, quédate una noche más. Mañana te vamos a necesitar. Si por el contrario te quieres ir ahora, tienes la puerta abierta. Pero necesito saberlo ahora mismo". Le he contestado que cuenten conmigo para lo que necesiten. Me ha dicho "Gracias. Eres un buen tipo. Te lo recompensaré". Después de decir esto, se ha alejado pasillo abajo. Le he dicho "¿Que tengo que hacer?". Él, sin darse la vuelta, ha contestado "Mañana a primera hora lo sabrás. Solo te digo que mañana mi nieta va a tener la insulina. Hasta entonces, descansa y guarda fuerzas". No me hace falta saber más. Ya se de que va el tema.

El día ha pasado rápido y sombrío. Y no ha sido sombrío por la oscuridad del refugio, sino por los ánimos de todos los miembros de esta familia. Me he sentido como un fantasma deambulando por el refugio, invisible a ojos de todo el mundo. Eusebio ha permanecido todo el día encerrado en su habitación. Lo único que ha dado un toque de vida al refugio han sido los niños, correteando de una lado a otro, ajenos a todo. Cuando ha llegado la hora de la cena, solo han aparecido las mujeres, los niños y el sobrino de Eusebio. Pero yo he sido el único, junto a los niños, que se ha atrevido a pegar bocado. He dejado el plato a mitad porque me he sentido avergonzado por ser el único adulto que conservaba el apetito en ese momento. Al final, Eusebio se ha dejado ver a las 22:30 y el motivo ha sido para acompañarme a la habitación. Tenía muy mala cara. Como si hubiese estado llorando. Y lo comprendo. Cuando me ha conducido hasta a mi habitación, me ha dado las buenas noches y yo le he ido a entregar mis armas. Me ha contestado "No hace falta. Ya no. Sé que podemos confiar en ti. Hasta mañana, hijo" y ha cerrado la puerta. Ni siquiera ha echado el cerrojo. Desde esto, aquí me encuentro, con mis amigas las ratas, las cuales parecen estar esperando a que me duerma, y dándole vueltas a la cabeza.

A pesar de que Eusebio no me ha dicho que pretende que hagamos mañana, me lo imagino. Y tengo una sensación muy extraña dentro de mi. Nunca antes he sentido esta sensación. Y esto me preocupa. Es como si algo malo fuese a ocurrir mañana...


- Erik -


6 comentarios:

Richzendy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Richzendy dijo...

Genial, literalmente he devorado la entrada tal cual zombie a un vivo! XD


BTW, aunque no lo creas, mi personaje favorito es Thor, se me hace que es como mi perro gris ( su nombre no es creativo :-D ):

http://bit.ly/frcDw4

http://bit.ly/dXMmVH

http://bit.ly/dXgyca


Se me ocurre de repente que sería muy bueno un capitulo en que algún grupo ajeno quiera comerse a Thor y Erick y su banda lo rescate :-D


La historia se desarrolla genial, me a gustado mucho y este capitulo se perfila como la puerta a a unos más emocionantes en las aventuras de Erick.


Saludos desde Venezuela!

Miembro de la resistencia dijo...

Saludos!

Gracias por el comentario! Por cierto, tu perro es muy bonito :) Que raza es? Me encanta la primera foto, esa que sale mordiendo. jeje. Y sobre el nombre, a mi me gusta. No es tan simple como parece.

Buena idea la que aportas, lo que ocurre es que por el momento, Erik ya ha tenido un par de encontronazos con caníbales, así que para poner esa trama tendría que esperar algún tiempo. Veré lo que puedo hacer.

No te quepa duda que es la puerta a una nueva aventura, y sobretodo, peligrosa.

Un saludo!

Richzendy dijo...

El perro es un mestizo, su mamá una mucuchíes ( http://bit.ly/gcBNFl ) y su papa un pastor alemán, es un perro muy grande y fuerte, es más grande que un pastor alemán corriente.

Por cierto, es bueno saber que la fecha de publicación está muy atrás adrede, pensé que tenías meses ( casi un año ) sin publicar y la historia estaba muerta :-/

Miembro de la resistencia dijo...

Ya, lo de la fecha de publicación es un problema que tengo que resolver. Es difícil llevar un buen ritmo de publicación y siempre se me termina amontonando el trabajo. Pero bueno, tengo previstos varios saltos temporales, así que la historia se pondrá más o menos al día. Un saludo!

josue marchena "el terrones" dijo...

hola amigo, te tenemos linkeado y te seguimos, como norma general esperamos un igual trato, y asi ayudarnos los unos a los otros, un brazo http://extremadurazombi.blogspot.com/