miércoles, 6 de octubre de 2010

+ 06-10-10 + La revelación

Como ya es bien sabido, nunca dejamos de sorprendernos. Es asombroso la capacidad que tiene el ser humano de pasar de un estado de tranquilidad o alerta a otro de preocupación y nerviosismo en tan solo apenas unos segundos. Y es que a veces se comete el error de bajar la guardia y olvidar el peligro latente que acecha en cualquier metro cuadrado del mundo que nos ha tocado vivir. Nunca aprendemos que, tras las palabras dulces y amables de muchas personas, se puede esconder un encantador de serpientes en potencia, alguien que con sus palabras melosas hipnotiza, ocultando sus verdaderas intenciones. Y he ahí el otro problema, cuando se descubre a un individuo de estos y uno no sabe averiguar que se esconde tras sus palabras, que oscuras intenciones oculta. En estas situaciones, cuando descubrimos al criminal pero no descubrimos el crimen, nos vemos arrinconados entre la espada y la pared, ya que no sabemos como actuar, no sabemos si atacar o esperar a ser atacados. Si atacamos primero, nos exponemos a rebajarnos a la altura de nuestro rival y de dar un paso en falso, si esperamos a ser atacados para defendernos, corremos el riesgo de que sea demasiado tarde para hacer nada. Es un dilema. Y en ese dilema nos encontramos nosotros ahora mismo. Con caballo de Troya incluido.

He pasado estos días dándole vueltas y más vueltas a las palabras de Esther. He intentado hablar varias veces con ella, pero me ha rehuido y alegado "Este no es el momento para hablar, ya te avisaré". Por más que lo he intentado, no he logrado comprender porque tanto secretismo y, si es un tema tan urgente, que hacía que no me lo decía cuanto antes. No he entendido nada hasta esta noche pasada. Eran sobre las 23:00 horas y me encontraba con Belén en nuestra habitación. Yo estaba escribiendo una entrada, la cual he tenido que borrar para escribir esta, cuando Belén me ha dicho "¿Que es eso?". Al girarme, Belén estaba recogiendo un papel del suelo, el cual se encontraba junto a la puerta. Me he levantado al mismo tiempo que Belén me ha dicho "Lo acaban de colar por bajo de la puerta" y le he pedido que me lo dé. Nada más cogerlo he supuesto de que se trataba y mi suposición se ha confirmado al abrirlo. Escrito a lápiz, ponía"Acude al tercer cobertizo. Sal sin que te vea nadie. Esther". A pesar de la advertencia de Esther sobre que no contará nada a nadie, sí lo he hecho y ha sido a Belén. La puse al corriente de todo esto nada más hablar con Esther en el primer encuentro que tuve con ella nada más volver aquí. Belén ha permanecido estos días igual que yo, sin entender nada de lo que me ha dicho Esther, pero sin embargo, me ha contado que desde que yo me marché, Esther ha permanecido muy rara, separada de todos los demás miembros de la comunidad. No sé si os acordaréis que desde que discutió conmigo, se unió al colectivo de sectarios como una más. Pues bien, con Belén al corriente de todo esto no me ha hecho falta dar explicaciones sobre la nota y he podido salir sin demora de la habitación camino al cobertizo. Por cada paso que he dado, me he asegurado de que nadie me ha visto y, mucho menos, me ha seguido. Cuando he salido al exterior del edificio, la brisa nocturna me ha dejado helado prácticamente al instante. Viendo la oscuridad de la noche y yo sin una linterna para poder alumbrar el camino, lo que he hecho ha sido sacar la pistola del cinturón y, con los cinco sentidos en alerta, transitar los huertos hasta llegar a dicho cobertizo. De camino a este no he parado de sentir escalofríos y no del frío precisamente. Resaltando por encima del sonido del ulular del viento, el tétrico sonido que desde hace más de un año y medio viene siendo habitual: los quejidos y lamentos apagados de los merodeadores. Al principio he pensado instintivamente que estos eran producidos por una horda de merodeadores que se acercaba, pero he conseguido tranquilizarme en cuanto me he acordado que estos provenían de la granja de Miguel. Nada más llegar al cobertizo, he mirado a todos lados. No estaba Esther. De repente y sobresaltándome, se ha abierto la puerta del cobertizo y ha aparecido ella, invitándome a pasar. No había cruzado ni la puerta cuando en seguida me ha dicho "No te ha visto nadie, ¿verdad?". Le he dicho que no y le he preguntado que qué ocurre, que por qué todo esto. Ella ha respondido:

"Son muchas cosas y no se por donde empezar. Cuan engañada he estado, Erik... y cuanta razón tenías en tus palabras. Siento mucho como me puse contigo, siento mucho todos los insultos que te dije y el haceros de lado a todos... He permanecido todo este tiempo con una venda en los ojos. Ahora entiendo que me entregué tan pronto a esta creencia por desesperación, por miedo al mundo en que vivimos. Como tú me dijiste, ha sido por necesidad de creer en algo, por dar explicación a todo lo que esta ocurriendo. Y Miguel, con sus palabras de salvación y sus trucos me ha engañado. Sí, has oído bien, sus trucos, en mayúsculas. En primer lugar, quiero que sepas que Miguel y la mayoría de su camarilla de confianza, esos que llevan el cubrecabezas de tela, no son trigo limpio. O al menos, son un atajo de locos que se creen sus propias mentiras. Lo que esta claro es que desde que me ido separando de ellos y descubriendo cosas por mi cuenta, están ejerciendome un seguimiento a todas horas. Cada paso que doy, están ellos detrás para vigilarme. Si hablo contigo, ellos están presentes. Si voy a mear, siempre hay alguno merodeando para ver si es verdad que ido a hacer mis necesidades. Ya no se que hacer...". Le he preguntado que si sabía por qué estaban haciendo esto y su pregunta ha sido tan contundente como reveladora. Ha desvelado la prueba del millón, la que tantas veces me he preguntado y dolores de cabeza me ha dado. "Todo comenzó desde que te marchaste. No se que día exactamente. Yo, por aquellos días, no sospechaba nada ni tenía este problema con ellos. Al contrario. Acudía a las misas, ayudaba en las tareas, rezaba con ellos... una más, vamos. Pero un buen día me percaté de algo. A Miguel le ocurría algo. Vi las manchas rojas que tenía en los brazos y en seguida recordé el inyectable de medicamento que cogiste de su habitación, aquel por el cual discutimos. Al ver esto le pregunté y me contestó hablándome sobre Dios, que él lo castigo por su vida de excesos y tal y tal. Vamos, que no me respondió a la pregunta. A sabiendas de esto, me dediqué a observarle. Quería saber que dolencia padecía y saber si tenía tratamiento. Entonces fui descubriendo más cosas. Vi que siempre se tomaba unas pastillas después de cada comida, vi que siempre se quejaba de dolores de cabeza, de mareos, de que tan solo estar unos minutos al sol se sentía indispuesto y se tenía que poner a la sombra rápidamente, de que se fatigaba con mucha facilidad... Pero la mayoría de estos síntomas entran en gran cantidad de enfermedades, así que necesitaba saber más. ¿Y sabes que hice para averiguar más? Lo mismo que tú. Rebuscar en su habitación. Aquí la curiosidad ya era más grande que mi fe. Un día de misa, me escapé unos minutos antes de que acabara esta y me dirigí a su habitación. Después de asegurarme de que nadie me había visto, comencé a mirar en los armarios, en los papeles de su escritorio, en los cajones... Quería encontrar una caja de ese medicamento que conservase el prospecto. Pero encontré algo mucho mejor. Un fardo de papeles médicos a nombre de Miguel (por lo visto, Esther ha encontrado los papeles que yo tuve en mi mano y no tuve tiempo para leerlos) Comencé a leerlos y, ¿sabes qué? ¡Bingo! Ahí estaba la dolencia que sufre Miguel. Enfermedad de Fabry. Ahí ha sido cuando he comprendido todo y el mito se me ha caído a los pies. Miguel no es un elegido y nunca lo ha sido. Es una persona enferma de una extraña enfermedad que no tiene cura y la cual explica todo. Por eso el Replagal que me enseñaste, este es un medicamento para tratar esta enfermedad. ¿Recuerdas las veces que ha entrado en trance y lo llevan a la habitación donde Dios le habla? Pues bien, ese trance son simples desmayos por su enfermedad. ¿Sus dolores de cabeza? La enfermedad. ¿Las manchas de sus brazos? La enfermedad. ¿Los mareos? La enfermedad. ¿Que no pueda soportar ni dos minutos al sol? La enfermedad. ¿Que camine entre los merodeadores? La enfermedad...". Cuando ha dicho esto no he comprendido que relación puede tener la enfermedad con caminar entre los merodeadores. Pero lo he comprendido rápidamente con su explicación. "...no pongas esa cara, Erik. Todo encaja. Supongo que no conocerás la enfermedad de Fabry. El síntoma más característico de esta enfermedad es que los enfermos... ¡no sudan! Y si lo hacen, lo hacen en cantidades ínfimas. Por eso Miguel no tolera el calor, sufre anhidrosis, o sea, que su cuerpo no genera sudor. Y de ahí que los merodeadores no lo detecten. Esto solo es una teoría, ya que no tengo ni idea de si esas cosas captan los olores o si nos detectan por alguna sustancia que genera el cuerpo humano, pero más lógico que hablar con Dios y ser el elegido es. Por lo visto, Miguel es invisible a los merodeadores, ya que al no sudar, no libera sustancias por las cuales ellos nos deben detectar e identificar como 'comida'. Y ahí, que pueda andar entre ellos. También le he encontrado lógica a su supuesta comunicación con Dios. Bien. Sabrás que siempre, antes de que su Dios le hable, entra en un trance, ¿no?. Pues ese trance no es más que un desmayo. Y aquí vuelve a un primer plano su anhidrosis. Como no suda, su cuerpo no regula la temperatura, principal motivo por el cual todo ser vivo suda, entonces se sobrecalienta y sufre un colapso. Eso le conlleva a un desmayo mientras su temperatura corporal aumenta. Con una temperatura anormal en su cuerpo y por lo tanto, fiebre, aquí entra Dios, o mejor dicho, delirios causados por la fiebre...".

Ante esta serie de explicaciones lógicas de Esther, la cual tiene conocimientos médicos y sabe de lo que habla, me he quedado sorprendido. Normal que no encontrase una explicación a todo ello, desconozco por completo el campo de la medicina. Hasta ahora, nunca había oído hablar de esa enfermedad, la desconocía por completo. Y ahora que Esther ha dado con la solución, todo encaja. Por eso él puede caminar con los muertos, por eso él habla con 'Dios'. Me gustaría reunir a todos sus fieles y decirles la verdad sobre su líder. Pero no sé hasta que punto esto sería lo correcto. Primero, estoy seguro de que la inmensa mayoría, por no decir todos, no me creerían o no le darían importancia. Seguirían creyendo a Miguel a pies juntillas y siguiendo sus enseñanzas. Es el colmo de toda religión, el fanatismo. Personas que, están tan entregadas a una fe o a una creencia que a pesar de mostrarles la verdad ante sus ojos, no son capaces de verla. Es como si sus ojos estén tapados con una venda. Y eso es lo que creo que ocurre aquí. Segundo, en el caso que me creyeran, ¿hasta que punto sería beneficioso?. No nos engañemos, están viviendo una farsa, pero en esta comunidad se mantienen unidos y seguros del mundo, más de lo que estarían separados.

Esther ha continuado hablándome, entonces le he interrumpido para preguntarle porque todo este secretismo y en que se basa para decirme que la estén vigilando si Miguel y los suyos se supone que no saben nada de esto. La respuesta ha sido esta: "Te equivocas. Miguel se ha enterado de que estuve en su habitación y creo que sospecha que he abandonado la fe. El día que estuve en su habitación, fui descubierta infraganti por Juanca (sabía que este tipo era un cantamañanas, pero no tanto). Como ya sabes, Juanca esta igual o más absorbido por esta creencia que yo lo he estado. Y adora y cree a Miguel como el mesías que dice él ser. Por lo visto, Juanca abandonó antes la misa por indicación de Miguel. Este le pidió que le trajera sus pastillas de la habitación, y en que mala hora, ya que si no fuera por esto, nadie se habría percatado de que había estado ahí. Juanca se quedó sorprendido al verme dentro de la habitación con los cajones abiertos y los papeles en la mano. Me dijo que qué hacia ahí y que estaba buscando. Le dije la primera escusa que se me pasó por la cabeza, ya que estaba muy nerviosa, pero no coló. Entonces comenzó a llamarme infiel, desagradecida, traidora y se marchó a toda prisa por el pasillo. Yo ya sabía que Juanca era el perrito faldero y chivato de Miguel, pero como yo formaba parte de la comunidad, nunca me había importado. Que sepas que él fue quién le informaba de todos vuestros pasos. Él fue quién se chivó de que fue Iván quién mató a aquel merodeador a pesar de la prohibición de Miguel y también se chivó de que tú habías entrado a su habitación y robado un vial de Replagal (ahora todo encaja. Él era el chivato que me delató). Pues bien, en tan solo 20 minutos, Miguel ya estaba informado y me llamó para hablar con él. Estaba muy cabreado y parecía que le iba a estallar la vena de la sien. Nunca lo había visto así. No me gritó, pero si que me levantó la voz. Yo me defendí diciendo que eso era mentira, que quién le había dicho eso le había mentido sin saber con que fin. Él no reconoció que se lo había dicho alguien, en este caso, Juanca. Obviamente, no me creyó y me dijo que si volvía a hacer eso, me tiraría de la comunidad. No tuve más elección que callarme y marcharme con la cabeza agachada. Desde entonces, toda la comunidad me ha hecho de lado, me esta marginando. Yo, por guardar las apariencias, visto la túnica, rezo y acudo a las misas, pero esto lo hago para no levantar sospechas ante los ojos de Miguel. No se de que puede ser capaz si descubre que conozco su secreto. Lo que si se es que me están vigilando porque él lo ha mandado. Quiere descubrir si he abandonado la fe, si soy de fiar. Por eso no me quitan ojo. En que mala hora, Erik... me arrepiento de todo, de haberos dejado de lado, de haber entrado a formar parte de esta comunidad de fanáticos, de haber creído en esta farsa... Me siento estúpida. Lo siento, siento todo el daño que os he hecho...". Aquí ha comenzado a llorar desconsoladamente. Yo solo me he limitado a abrazarla y a consolarla, diciéndole que ya no importaba el pasado, que lo único que importaba era que se había dado cuenta de su error. En ese instante, un fuerte ruido ha sonado en el exterior del pequeño cobertizo. Esther ha parado de llorar al instante y se ha quedado en silencio. Prácticamente susurrando, ha dicho "¿Has escuchado eso?" pero no he respondido. Estaba demasiado concentrado en escuchar más ruidos procedentes del exterior. Nos hemos terminado de alarmar cuando una luz de linterna se ha colado por las juntas de los tablones de madera que forman la pared. Rápidamente y entre las penumbras, he comenzado a buscar un sitio donde escondernos. No he tardado en encontrarlo, aunque he dudado en si sería el más adecuado. Este sitio era debajo de una larga mesa que había en un rincón, junto a una estantería de metal. Esta mesa estaba tapada por un mugriento mantel que llegaba al suelo. Sin tiempo que perder, he levantado el mantel de tela y le he dicho a Esther que se metiese debajo. En ese momento, se han caído al suelo varios papeles que habían encima de la mesa. Después de que pasará Esther, me he metido dentro y he dejado caer el mantel, el cual nos ha terminado de ocultar. Nada más decirle que no hiciera ningún ruido ni dijera nada, se ha abierto la puerta y un haz de luz ha alumbrado todos los rincones de la habitación. Moviéndome cuanto apenas, he acercado el ojo a un pequeño agujero que había en la tela del mantel, pero solo he podido ver unas piernas de dos personas. Estos han comenzado a husmear por la habitación y a alumbrar a todas partes. De repente, una voz ha sonado, diciendo "Aquí tampoco hay nadie. ¿Estas seguro de haberlo visto salir del edificio y dirigirse a esta zona?". La voz de Juanca ha contestado. No sé porque, pero no me he extrañado nada de que él estuviese detrás de todo esto. Ha dicho "Tan seguro como de que estoy aquí. Vincent, entra al reanimado para que busqué". Al escuchar esto, se me han erizado todos los pelos del cuerpo. ¿Un reanimado? ¿Para qué?. He podido ver como los dos se han apartado a un rincón y ha hecho aparición en la sala un merodeador. Lo he reconocido por su paso tambaleante. Tras él, un tercer individuo, el cual, parece ser, ya que no he podido verlo más que de cintura para abajo, llevaba al merodeador lazado del cuello con un palo de perrera. El silencio se ha hecho en la sala y he mirado a Esther. Esta estaba temblando como un flan. He podido ver como el merodeador ha comenzado a andar por toda la sala y, de repente, se ha plantado en medio de esta. Lo segundos se han hecho eternos, pero han pasado volando en cuanto el merodeador ha empezado a dirigirse a nuestra posición. Se ha plantado justo delante de nuestro escondite y un fuerte olor a carne podrida nos ha invadido. Podía escuchar hasta sus débiles gemidos apagados. Su roído zapato asomaba por debajo del mantel, pisando un gran papel que se había caído de la mesa momentos antes de que ellos entraran. He suspirado de alivio cuando este se ha separado de nuestro escondrijo y se ha dirigido a un armario que había a unos metros de nosotros. Nada más llegar junto a este, se ha puesto a arañar las puertas y a gemir como un loco, entonces Juanca ha dicho "Apártalo. Esta ahí escondido, en el armario". Nada más abrir este, han caído al suelo dos grandes ratas gordas que se han alejado corriendo por la puerta del cobertizo. Al parecer, el merodeador se ha dirigido el armario atraído por el ruido de esas dos ratas. Al menos, eso parece y creo. Después de esto, Juanca ha dicho "No esta aquí. Vámonos" y se han marchado con el merodeador, cerrando la puerta tras ellos. Por poco nos pillan. Por muy poco. Esther y yo hemos permanecido escondidos durante al menos unos 15 minutos más. Ha sido una medida de seguridad por si volvían. Después, hemos salido de debajo de la mesa, pero no sin antes interesarme por uno de los papeles que habían en el suelo y el cual había estado pisando el merodeador. Al cogerlo, he visto que se trataba de un mapa lleno de signos y cruces a lápiz. ¿Sabéis cual ha sido mi sorpresa? Que era un mapa de carreteras de la zona y que todos los signos que había hechos a lápiz marcaban ¡las carreteras que habían sido explosionadas! ¡Todo esto ha sido obra de Miguel y de su comunidad! ¿El motivo? Lo desconozco, aunque creo que me lo imagino. Miguel ha mandado hacer esto con el fin de evitar deserciones a Reus y también con la intención de desviar a viajantes que se dirijan allí. No olvidemos que al poco de llegar, él nos mintió diciéndonos que Reus había caído, cosa que he conseguido descubrir que es mentira. La cuestión es que todo esto ha sido obra suya y se le ha visto el plumero. Es inútil que siga vendiéndonos esa imagen de salvador que nunca ha roto un plato. Después de esta noche, las cosas han cambiado y mucho.

Llegado el momento de salir para volver al edificio, lo hemos hecho de la siguiente forma. Primero nos hemos cerciorado de que Juanca y sus acompañantes no estuvieran por la zona. Después de esto, le he dicho a Esther que saldría yo primero, que contara hasta 30 y entonces saliera ella, siguiéndome desde lejos. De esta forma, si me descubrían, ella tendría tiempo de esconderse. Así lo hemos hecho y después de que me diera un abrazo, he salido corriendo campo a través, en dirección al edificio. Cuando llevaba suficiente ventaja, he girado la cabeza y la he podido ver entre la oscuridad, siguiéndome de lejos. Nada más llegar a la puerta del edificio, me he metido dentro y he esperado en el recibidor a ver aparecer a Esther. En cuanto la he visto hacer aparición ante las puertas de cristal de la entrada, he corrido por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Sin tiempo que perder y mirando a todos los lados, he abierto la puerta y entrado. Belén estaba allí, tumbada en la cama y con cara de haber estado preocupada todo este tiempo. Apenas podía hablar, me faltaba el aliento, pero como he podido, he comenzado a contarle todo a Belén. Como no, se ha quedado tan boquiabierta como yo me he quedado cuando me he enterado de todo.
Hoy, en cuanto he visto a los demás, he actuado como si nunca hubiese pasado nada. No era prudente contar nada. Al único que le habría contado algo habría sido a Eduardo, y por desgracia, no esta. Esther también ha actuado como si nada, tal cual como siempre. Ha seguido sin acercarse a nosotros, pero esta vez, para no levantar sospechas. He podido comprobar como esta en lo cierto. No le quitan ojo ni se separan de ella. Pero por lo visto, no es la única. A nosotros también nos vigilan, sobretodo, Juanca. Siempre que lo veo, nos esta mirando, se encuentre donde se encuentre.

Después de saber esto, me siento nervioso, como si algo malo estuviese a punto de pasar. Si antes ya sentía la necesidad de irme, ahora la siento más. Miguel ha construido un palacio a mentiras, las cuales no se si el mismo se las creerá, y como descubra que sabemos más de la cuenta y le peligra su mundo, no creo que se lo tomé con mucha filosofía e intentará mantener lo que ha conseguido todos estos años cueste lo que cueste. Como bien ha dicho Esther, no es trigo limpio. Ni él ni la mayoría de su circulo cercano. Sino, ¿como se explica que anoche nos buscaran como si fuésemos unos convictos que acaban de escapar de una cárcel? Quizás todo esto sea producto de nuestras paranoias y no sea para tanto, que solo están buscando una simple excusa para tirarnos de la comunidad y nada más, pero nunca se sabe. No sabemos hasta donde es capaz de llegar Miguel para defender a su comunidad. Lo que si sé es que nos tenemos que ir pitando cuanto antes, ya que estamos en el punto de mira. Dos opciones tenemos: o irnos sin Eduardo y alejarnos de un peligro latente o quedarnos a esperar y que ocurra lo peor. No lo sé... No sé hasta que punto es rentable arriesgar seis vidas por una solo.


- Erik -

7 comentarios:

Richzendy dijo...

Excelente capítulo, muchas gracias, ya sabia yo que toda esa horda de fanáticos no son nada buenos, nunca lo han sido en ninguna época de la historia de la humanidad.

Ya me imaginaba que al jefe de los fanáticos no lo atacaban los merodeadores por algo relacionado a su olor, en el pasado esto fue la razón sacada a partir de conjeturas de por que no atacaron al grupo de Erick en la casa de los abuelos y debe ser la razón de por que no atacan cuando llueve.

Ya veo a Erick ingeniándoselas para aprovechar esta debilidad de los merodeadores.

Miembro de la resistencia dijo...

Saludos!

Me alegra que te haya gustado el capitulo. Estas en lo cierto al relacionar este hecho con el tema de la lluvia. Cuando llueve, la capacidad de los merodeadores de rastrear se les colapsa y entran en una especie de letargo. Quizás, en un futuro, salen a la luz más matices sobre esto :)

Un saludo!

jackeline ramirez dijo...

Me ha encantado tu historia,con desirte que me la he leido en dos dias,es realmente entretenida.No se como ases para mantenernos tan enviciados pero espero que continues tan bien como hasta hoy.Una pregunta,a quel compañero que perdio erick en la oscuridad en el hospital, esta muerto?por que se me hase extraño que erick realmente no lo ahiga visto morir

jackeline ramirez dijo...

Seria ironica que los fieles estubiesen construllundo su propia tumba en cuanto ese foso en la capilla,ya me imagino a ese fanatici diciendole a todo mundo que se tire por que es lo que dios tiene destinado para ellos.Tu crees que erick podria en un futuro proximo papa, ese ingrediente le daria muchas esperanzas pero a la vez lo transtornaria en su lucha de tratar la salvacon de su familia

jackeline ramirez dijo...

disculpen todos mis horrores ortograficos

Miembro de la resistencia dijo...

Hola!

Vaya, te has leído toda la historia en dos días... Una verdadera hazaña, ya que hay una gran cantidad de entradas! jeje
Bien, supongo que te refieres a Manuel. Pues sí, murió. Erik no lo vio morir, ni tampoco vio el cadáver, pero no le hizo falta, ya que en esa inmensa oscuridad pudo oír como los merodeadores lo devoraban. Erik carga con la duda de si Manuel murió por los merodeadores o por el disparo que él efectuó. Eso es algo que jamás sabrá...

Sobre lo del foso, no diré nada :D Puede que sea una sorpresa que os tengo reservada. O tal vez, Miguel ha dicho la verdad sobre la utilidad que quiere darle al foso y no tiene nada de raro. Tendréis que esperar al desenlace de esto! Lo de que Erik sea papá, quién sabe... Lo que si esta claro es, como bien dices, que sería un nuevo problema y un nuevo calentamiento de cabeza para él, ya que tendría un motivo más fuerte para seguir luchando.

Un saludo y espero que sigas leyendo y comentando la historia!

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Anónimo dijo...

Impresionante. En 2 dias todas las entradas y me quedo con ganas de más. Es todo lo que un seguidor del género espera de una historia, solo que muchisimo mejor contada que la mayoria de ellas, y con un ritmo trepidante. Ya ansio saber como conseguirán, si es que lo hacen, desenmascarar a Miguel o como acabará la historia del foso... Y por supuesto, espero que Ivan reaparezca! jaja